La hiperglucemia significa niveles altos de azúcar en la sangre, también conocida como glucosa en la sangre. Con el tiempo, puede causar importantes complicaciones de salud en las personas con diabetes.

Hay varios factores que pueden contribuir a la hiperglucemia, entre ellos las elecciones en la dieta y un estilo de vida sedentario.

Los análisis regulares de glucosa en sangre son cruciales para las personas con diabetes. Esto se debe a que muchas personas no sienten los efectos de la hiperglucemia.

Hiperglucemia en ayunas vs. hiperglucemia postprandial (después de las comidas)

La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que las lecturas “normales” de azúcar en la sangre oscilan entre 70 y 100 miligramos por decilitro (mg/dL) en ayunas, o sin comer.

Las lecturas entre 100 y 125 mg/dL se clasifican como hiperglucemia en ayunas alterada. Si tienes dos o más pruebas de glucosa en sangre realizadas en estado de ayuno que están en o por encima de 126 mg/ dL, es posible que tengas diabetes.

Por otro lado, el nivel alto de azúcar en la sangre después de comer se denomina hiperglucemia postprandial, o después de las comidas. Tus lecturas un par de horas después de comer reflejan cómo reacciona tu cuerpo a lo que comes.

Según un estudio de 2018, las lecturas regulares de azúcar en la sangre altas después de las comidas o los bocadillos pueden ser una señal temprana de diabetes tipo 2.

También hay una relación entre la hiperglucemia en ayunas y la hiperglucemia postprandial. En el mismo estudio de 2018, los investigadores explicaron que, si una persona tiene hiperglucemia en ayunas, también puede experimentar una hiperglucemia postprandial “marcadamente exagerada”.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), los niveles objetivo de glucosa en la sangre para las personas con diabetes suelen ser:

  • entre 80 y 130 mg/dL antes de haber comido
  • menos de 180 mg/dL 2 horas después del primer bocado de tu comida

Los niveles de azúcar en la sangre más altos pueden indicar diabetes no controlada.

Sin embargo, es posible que no sientas los efectos de la hiperglucemia hasta que tus niveles de glucosa en sangre estén muy elevados durante un período prolongado. Si experimentas síntomas de hiperglucemia, es importante que compruebes tus niveles de glucosa en la sangre.

Los síntomas de hiperglucemia que pueden desarrollarse durante varios días o semanas incluyen:

  • sed intensa
  • micción excesiva, que puede ocurrir por la noche
  • visión borrosa
  • fatiga
  • llagas que no se curan

Cuanto más tiempo se deje sin tratar la afección, más grave puede llegar a ser. Los efectos a largo plazo de la hiperglucemia incluyen:

  • enfermedad de los ojos
  • enfermedad renal
  • enfermedad cardiovascular
  • neuropatía, o daño a los nervios

Cuándo contactar al médico

La cetoacidosis diabética (CAD) y el síndrome hiperosmolar hiperglucémico (SHH) son dos afecciones causadas por niveles de glucosa muy elevados. Ponte en contacto con tu médico si sospechas que has desarrollado cetoacidosis diabética o síndrome hiperosmolar hiperglucémico.

Los rasgos distintivos de la cetoacidosis diabética son las cetonas elevadas, las sustancias ácidas en la sangre y la orina, y la acidosis, un estado en el que la sangre se vuelve ácida. Según una revisión de 2013, la cetoacidosis diabética suele diagnosticarse en adultos con un nivel de glucosa en sangre superior a 250 mg/dL. Un estudio de 2015 indica que la cetoacidosis diabética se diagnostica en niños con un nivel de glucosa en la sangre superior a 200 mg/dL.

La cetoacidosis diabética suele darse en personas con diabetes tipo 1, y es menos frecuente en la diabetes tipo 2. Sin embargo, no todas las personas con estos niveles de glucosa en la sangre tendrán cetoacidosis.

Además de los síntomas habituales de la hiperglucemia, una persona con cetoacidosis diabética también puede tener:

  • cetonuria, o una cantidad de cetonas en la orina superior a la habitual
  • aliento con olor frutal
  • problemas gastrointestinales, como náuseas, vómitos o dolor
  • piel seca
  • confusión

Según una revisión de 2017, las personas con síndrome hiperosmolar hiperglucémico suelen tener un nivel de glucosa en la sangre superior a 600 mg/dL. Además de la sed y la micción excesiva, los síntomas pueden incluir:

  • escalofríos
  • deshidratación
  • síntomas neurológicos, como confusión o delirio
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Hay varias cosas que pueden contribuir a la hiperglucemia, entre ellas:

  • no usar la dosis correcta de insulina u otro medicamento para reducir la glucosa
  • comer más carbohidratos de lo habitual
  • ser menos activo físicamente de lo habitual
  • enfermedad o infección
  • altos niveles de estrés
  • traumatismo físico, como una lesión ortopédica

El fenómeno del amanecer

Según la Asociación de Diabetes de Estados Unidos (ADA, por sus siglas en inglés), es posible que se produzcan episodios regulares de azúcar alta en la sangre en las primeras horas de la mañana, entre las 3 y las 8, antes de que hayas comido. Esto se llama el fenómeno del amanecer, y los investigadores dicen que es importante observar tus niveles durante este lapso.

¿Por qué? El fenómeno del amanecer se produce debido a niveles más altos de hormonas como el cortisol y la hormona del crecimiento. Estas hormonas le indican al hígado que produzca más glucosa, para que tengas la energía que ayude a que te despiertes.

Si tus niveles son elevados, puede deberse a que tienes diabetes o a que tu diabetes no está bien controlada.

La ADA dice que, si experimentas episodios de hiperglucemia por las mañanas solo ocasionalmente, es posible que no afecten tu A1C, un tipo de prueba de glucosa en la sangre. Si se convierten en algo frecuente, tus niveles de A1C pueden aumentar, hasta llegar a un rango preocupante.

Los factores de riesgo de la hiperglucemia incluyen:

Existen varios tratamientos para la hiperglucemia.

Controla tus niveles de glucosa

Una parte importante del control de la diabetes es comprobar los niveles de glucosa en la sangre con frecuencia, por ejemplo, antes de comer, después de comer o a la hora de acostarte.

Luego, anota esa cifra en un cuaderno, en un registro de glucosa en la sangre o en una aplicación de seguimiento de la glucosa en la sangre para que tú y tu médico puedan controlar tu plan de tratamiento.

Saber cuándo tus niveles de glucosa en la sangre se están saliendo de su rango objetivo puede ayudarte a recuperar un nivel normal de glucosa en la sangre antes de que surjan complicaciones más importantes.

Mantente en movimiento

El ejercicio es una de las mejores y más eficaces formas de mantener los niveles de glucosa en la sangre donde deben estar, y de reducirlos si se elevan demasiado.

Si estás tomando medicamentos que aumentan la insulina, habla con tu médico para determinar las mejores horas para hacer ejercicio. Si tienes complicaciones, como daños en los nervios o en los ojos, pregunta a tu médico qué ejercicios te convienen más.

Una nota importante: Si has tenido diabetes durante mucho tiempo y estás en tratamiento con insulina, habla con tu médico para ver si hay algún ejercicio que debas limitar cuando tus niveles de glucosa en la sangre sean altos.

Por ejemplo, la ADA dice que, si tu nivel de glucosa en sangre es superior a 240 mg/dL, tu médico puede pedirte que revises la presencia de cetonas en la orina.

No hagas ejercicio si tienes cetonas. Según el Instituto de Investigación de la Diabetes, tu médico también puede indicarte que no hagas ejercicio si tus niveles de glucemia son superiores a 250 mg/dL, incluso sin cetonas.

Hacer ejercicio cuando hay cetonas en el cuerpo puede hacer que el nivel de glucosa en la sangre aumente aún más. Aunque es raro que las personas con diabetes tipo 2 experimenten esto, es mejor ser precavidos.

Analiza tus hábitos alimenticios

Trabaja con un dietista o nutricionista para elaborar una selección de comidas nutritiva e interesante que te ayude a controlar la ingesta de carbohidratos, y a prevenir el aumento de los niveles de glucosa en la sangre.

Los planes de dieta que podrías explorar incluyen:

  • la dieta keto, que es baja en carbohidratos y alta en grasas
  • la dieta mediterránea
  • la dieta DASH (enfoques dietéticos para detener la hipertensión)
  • una dieta vegetariana o vegana

Evalúa tu plan de tratamiento

Tu médico puede reevaluar tu plan de tratamiento de la diabetes basándose en tu historial personal de salud y tus experiencias con la hiperglucemia. Es posible que cambie la cantidad, el tipo o el horario de tu medicación.

No ajustes tus medicamentos sin hablar primero con tu médico o educador en diabetes.

La hiperglucemia crónica y no tratada puede provocar complicaciones tanto leves como graves.

Las complicaciones incluyen:

  • problemas de la piel, como infecciones bacterianas y micóticas
  • la retinopatía diabética, un tipo de daño ocular
  • nefropatía diabética, un tipo de enfermedad renal
  • enfermedad cardiovascular
  • neuropatía diabética o daño nervioso
  • insuficiencia renal
  • cetoacidosis diabética, que suele estar asociada a la diabetes tipo 1
  • síndrome hiperosmolar hiperglucémico, que está asociado a la diabetes tipo 2

Complicaciones cutáneas

Cuando los niveles de azúcar en la sangre son elevados, puedes experimentar una serie de problemas en la piel. Por ejemplo, la piel puede estar seca y picar, o puedes encontrar marcas en la ingle, la axila o el cuello.

Tanto si te han diagnosticado diabetes, prediabetes o no tienes un diagnóstico, puedes encontrarte con estos y otros problemas de la piel:

  • Necrobiosis lipoídica. La necrobiosis lipoídica son manchas amarillas, rojas o marrones en la piel con pequeñas protuberancias.
  • Acantosis nigricans. Puede formarse una zona oscura y aterciopelada de la piel, conocida como acantosis nigricans, en la ingle, la axila o el cuello.
  • Esclerosis digital. La esclerosis digital es piel endurecida y gruesa en los dedos de las manos o de los pies. Puede extenderse a otras partes del cuerpo, como las rodillas, los tobillos y los codos.
  • Ampollas. Según la Academia de Dermatología de Estados Unidos (AAD, por sus siglas en inglés), rara vez se forman de manera repentina, pero no causan dolor.

La hiperglucemia puede dificultar la autocuración del organismo, lo que provoca llagas abiertas, heridas, úlceras e infecciones cutáneas. Es posible que notes estos problemas sobre todo en los pies.

Lesiones nerviosas

El nivel alto de azúcar en la sangre también puede provocar una neuropatía diabética, que es una forma de daño nervioso.

Hay cuatro tipos diferentes:

  • Periférica. Daños nerviosos que afectan a las extremidades, incluidos los brazos, las piernas, las manos y los pies.
  • Autonómica. Daños nerviosos que afectan los órganos, incluyendo los ojos, el corazón, la vejiga, el estómago y otros órganos.
  • Proximal. Daño nervioso que afecta la parte inferior del cuerpo, como los muslos, los glúteos y las piernas; o el tronco, como el estómago y el pecho.
  • Focal. Daño nervioso que afecta los nervios individuales de la cabeza, la cara, el torso, las manos o las piernas.

Según los CDC, el daño a los nervios se desarrolla lentamente y puede presentarse como hormigueo, entumecimiento, debilidad o sensibilidad. También puedes experimentar un deterioro de la función (por ejemplo, pérdidas de orina) o un dolor intenso.

Complicaciones en los ojos

La hiperglucemia puede provocar problemas de visión, incluida la ceguera, si no se trata a tiempo. Es posible que no notes ningún problema de visión de inmediato, pero los niveles elevados de azúcar en la sangre pueden dañar los vasos sanguíneos de los ojos, provocando inflamación o visión borrosa.

Los posibles problemas incluyen:

  • Retinopatía diabética. Con la retinopatía diabética, pueden formarse nuevos vasos sanguíneos en el fondo del ojo y afectar la retina. La retina es la parte del ojo que procesa la luz.
  • Edema macular diabético. Esta inflamación de la mácula, una parte de la retina, puede provocar problemas para ver rostros, leer o conducir.
  • Cataratas y glaucoma. La hiperglucemia también puede provocar una acumulación de depósitos en el cristalino del ojo, lo que se conoce como catarata, o daños en el nervio óptico, lo que se conoce como glaucoma.

Síndrome hiperosmolar hiperglucémico

El síndrome hiperosmolar hiperglucémico es una enfermedad rara que aparece con mayor frecuencia en adultos mayores con diabetes tipo 2. Puede estar acompañado de un desencadenante, como una enfermedad.

Cuando los niveles de glucosa en la sangre son altos, los riñones excretan el azúcar en la orina, llevándose el agua con ella. Esto hace que la sangre se concentre más, dando lugar a niveles elevados de sodio y glucosa en la sangre.

Sin tratamiento, el síndrome hiperosmolar hiperglucémico puede llevar a una deshidratación potencialmente mortal e incluso a un coma.

Algunos cambios en el estilo de vida pueden ayudar a prevenir el desarrollo de la hiperglucemia. Prueba los siguientes consejos:

  • Hazte pruebas regularmente. Mide y registra tus niveles de glucosa en la sangre de forma regular cada día. Comparte esta información con tu médico en cada cita.
  • Controla tu consumo de carbohidratos. Conoce la cantidad de carbohidratos que consumes en cada comida y bocadillo. Esfuérzate por mantenerte dentro del rango aprobado por tu médico o dietista. Guarda esta información con los registros de tus niveles de glucosa en la sangre.
  • Sé inteligente con el control de la diabetes. Ten un plan de acción para cuando tu glucosa en la sangre alcance determinados niveles. Toma tu medicación según lo recetado, siendo coherente con la cantidad y el horario de tus comidas y bocadillos.
  • Consume alcohol con moderación. Aunque la hipoglucemia es un resultado más probable, el consumo de grandes cantidades de alcohol puede acabar provocando niveles elevados de glucosa en la sangre. Si vas a tomar alcohol, elige una bebida baja en carbohidratos y azúcar.
  • Lleva una identificación médica. Los brazaletes o collares médicos pueden ayudar a alertar a los servicios de emergencia sobre tu diabetes si se presenta un problema mayor.

Busca atención médica inmediata si experimentas síntomas de cetoacidosis diabética o síndrome hiperosmolar hiperglucémico, como:

  • falta de aliento
  • náuseas o vómitos
  • escalofríos
  • confusión
  • boca seca

Habla con tu médico si tus lecturas de glucosa en la sangre son constantemente altas, ya sea en ayunas o después de las comidas. Asimismo, informa a tu médico si las medidas de estilo de vida que te ha recomendado no están logrando cambios en tus lecturas.

Pide una cita si notas problemas nuevos o que empeoran en la visión o en la piel, o si sospechas que tienes daños en los nervios, u otros problemas de salud relacionados con la hiperglucemia.

Para preparar tu cita:

  • Lleva un registro de tus lecturas de azúcar en la sangre que incluya cuándo las tomaste, y si se hicieron con o sin comida.
  • Presta mucha atención a las instrucciones que te dé el profesional de salud en relación con los análisis de sangre, es posible que tengas que estar en ayunas.
  • Lleva una lista de tus medicamentos y suplementos actuales, así como una lista de preguntas para tu médico.

Es probable que no sientas los efectos de la hiperglucemia de inmediato. Sin embargo, con el paso del tiempo, puede provocar síntomas notables, como sed y micción excesivas.

Si la hiperglucemia no se trata adecuadamente, se puede llegar a desarrollar una cetoacidosis diabética o un síndrome hiperosmolar hiperglucémico. Ambas afecciones se consideran emergencias médicas.

Conoce los síntomas de la hiperglucemia y estas afecciones relacionadas, y acostúmbrate a comprobar regularmente tus niveles de glucosa en la sangre.

Un buen control de la diabetes y una cuidadosa vigilancia de los niveles de glucosa en la sangre son medios muy eficaces para prevenir la hiperglucemia o detenerla antes de que empeore.

Lee el artículo en inglés.

Traducción al español por HolaDoctor.

Edición en español el 21 de abril de 2022.

Versión original actualizada el 24 de enero de 2022.

Última revisión médica realizada el 24 de enero de 2022.