Share on Pinterest
Johner Images/Getty Images

La deficiencia de factor II es un trastorno de coagulación de la sangre muy raro. Causa hemorragia excesiva o prolongada después de una lesión o cirugía.

El factor II, también se conoce como protrombina, una proteína que produce tu hígado. Juega un papel esencial en la formación de coágulos de sangre. Es uno de aproximadamente 13 factores de coagulación involucrados en la formación adecuada de los coágulos de sangre.

Los síntomas pueden variar de leves a graves. En casos muy leves, la coagulación de sangre puede ser más baja de lo normal.

En casos de deficiencia de factor II grave, los síntomas pueden incluir:

  • hemorragia del cordón umbilical al nacer
  • moretones inexplicables
  • hemorragia anormal después de dar a luz, una cirugía o una lesión
  • sangrado de nariz prolongado
  • hemorragia de las encías
  • períodos menstruales abundantes y prolongados
  • hemorragia interna en tus órganos, músculos, cráneo o cerebro (relativamente raro)

Para entender la deficiencia de factor II, es bueno que comprendas el papel del factor II (protrombina) y su versión activada, factor IIa (trombina), en la coagulación de sangre normal. La coagulación de sangre normal ocurre en cuatro etapas, que se describen a continuación.

Vasoconstricción

Cuando tienes una herida o una cirugía, tus vasos sanguíneos se rompen. Los vasos sanguíneos rotos se contraen inmediatamente para reducir la pérdida de sangre.

Entonces, los vasos dañados liberan células especiales en tu torrente sanguíneo. Estos indican a las plaquetas de la sangre y a los factores de coagulación que circulan en tu torrente sanguíneo que vayan al sitio de la herida.

Formación de un tapón de plaquetas

Las plaquetas de sangre (células sanguíneas especializadas responsables de la coagulación) son las primeras en llegar al lugar de un vaso sanguíneo dañado.

Se adhieren a los vasos sanguíneos lesionados y entre sí, lo que crea un parche temporal sobre la lesión. La primera etapa de la coagulación de la sangre es conocida como hemostasia primaria.

Formación de un tapón de fibrina

Una vez que las plaquetas forman un tapón temporal, el factor II de coagulación de la sangre (protrombina) cambia a su versión activada, factor IIa (trombina). El factor IIa hace que el factor I (fibrinógeno) forme una fibrina de proteína viscosa.

La fibrina se adhiere dentro y alrededor del coágulo temporal hasta que se convierte en un coágulo duro de fibrina. Este nuevo coágulo sella el vaso sanguíneo roto y crea una capa protectora sobre la herida. A esto se le llama hemostasia secundaria.

Curación de una herida y disolución del tapón de fibrina

Después de unos cuantos días, el coágulo de fibrina empieza a reducirse, halando los bordes de la herida para unirlos y promover el crecimiento de tejido nuevo. A medida que el nuevo tejido cierra la herida, el coágulo de fibrina se disuelve.

Si no tienes suficiente factor II, tu cuerpo no podrá formar coágulos de fibrina secundarios adecuadamente. Como resultado, es posible que tengas hemorragia prolongada y excesiva.

La deficiencia de factor II puede ser hereditaria. También se puede adquirir como resultado de una enfermedad, medicamentos o una respuesta autoinmune.

La deficiencia de factor II hereditaria es extremadamente rara. Esta es causada por un gen recesivo, lo que significa que ambos padres deben ser portadores del gen para transmitir la enfermedad. Existen actualmente solo 26 casos documentados de deficiencia de factor II hereditaria en el mundo.

La deficiencia de factor II adquirida usualmente la causa una afección subyacente como:

  • deficiencia de vitamina K
  • enfermedad hepática
  • medicamentos como anticoagulantes (por ejemplo, warfarina o Coumadin)
  • producción de inhibidores autoinmunes que desactivan los factores coagulantes sanos

El diagnóstico de la deficiencia de factor II se basa en tu historial médico, cualquier historial familiar de problemas de hemorragias y pruebas de laboratorio. Las pruebas de laboratorio para los trastornos de hemorragias incluyen:

  • Pruebas de factor: Estas pruebas verifican el desempeño de los factores específicos para identificar los factores faltantes o con desempeño deficiente.
  • Pruebas de factor II: Estos miden los niveles del factor II en tu sangre.
  • Tiempo de protrombina (TP): El TP mide los niveles de los factores I, II, V, VII y X, con base en la rapidez con la que se coagula tu sangre.
  • Tiempo de protrombina parcial (TPP): Al igual que el TP, este mide los niveles de los factores VIII, IX, XI, XII y los factores von Willebrand con base en la rapidez con la que se coagula tu sangre.
  • Otras pruebas: Estas pueden realizarse para examinar las afecciones subyacentes que puedan causar problemas de hemorragia.

El tratamiento de la deficiencia de factor II se enfoca en controlar las hemorragias, en tratar las afecciones subyacentes, y tomar las acciones preventivas antes de someterse a cirugías o procedimientos dentales invasivos.

Cómo controlar la hemorragia

El tratamiento para episodios de hemorragias puede incluir infusiones de complejo de protrombina, una mezcla del factor II (protrombina) y otros factores coagulantes, para mejorar tu capacidad de coagulación.

Las infusiones de plasma fresco congelado (PFC) ya se han usado anteriormente. Actualmente son menos comunes, gracias a las alternativas de menor riesgo.

Tratamiento para las afecciones subyacentes

Una vez que tu hemorragia está bajo control, se pueden tratar las afecciones subyacentes que limitan la función de las plaquetas.

Si tu afección subyacente no se puede resolver, el enfoque de tu tratamiento cambiará para controlar los síntomas e impactos de tu trastorno de coagulación.

Tratamiento profiláctico antes de la cirugía

Si estás planificando alguna cirugía o procedimiento invasivo, las infusiones de factores coagulantes u otros tratamientos pueden ser necesarios para minimizar los riesgos de hemorragias.

Con el control adecuado, puedes vivir una vida normal y saludable con deficiencia de factor II leve a moderado.

Si tu deficiencia es grave, necesitarás trabajar estrechamente con un hematólogo (un médico que se especializa en trastornos de la sangre) a lo largo de tu vida para reducir los riesgos de hemorragias y controlar los episodios de sangrados.

Lee el artículo en inglés.