Muchas personas experimentan ansiedad en algún momento de su vida.

De hecho, la ansiedad es una respuesta bastante normal a eventos estresantes de la vida como mudarse, cambiar de trabajo o tener problemas financieros.

Sin embargo, cuando los síntomas de ansiedad se vuelven más significativos que los eventos que los desencadenaron y comienzan a interferir con tu vida, podrían ser señales de un trastorno de ansiedad.

Los trastornos de ansiedad pueden llegar a ser debilitantes, pero es posible controlarlos con la ayuda adecuada de un profesional médico. Reconocer los síntomas es el primer paso.

Aquí te presentamos 11 síntomas comunes de un trastorno de ansiedad, y cómo reducir la ansiedad de forma natural y cuándo buscar ayuda profesional.

Uno de los síntomas más comunes de un trastorno de ansiedad es la preocupación excesiva.

La preocupación asociada con los trastornos de ansiedad es desproporcionada respecto a los eventos que la desencadenan y suele ocurrir como respuesta a situaciones normales y cotidianas.

Para ser considerada una señal de trastorno de ansiedad generalizada, la preocupación debe estar presente la mayoría de los días por al menos seis meses y ser difícil de controlar.

La preocupación también debe ser grave e intrusiva, afectando la habilidad de concentrarse y realizar las tareas diarias.

Las personas menores de 65 años tienen mayor riesgo de desarrollar el trastorno de ansiedad generalizada, especialmente los solteros, con un nivel socioeconómico más bajo y con muchos factores estresantes en su vida.

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La preocupación excesiva por las cosas cotidianas es una característica distintiva del trastorno de ansiedad generalizada, especialmente si es lo suficientemente grave como para interferir con la vida diaria y se presenta casi a diario durante al menos seis meses.

Cuando alguien se siente ansioso, parte de su sistema nervioso simpático se potencia.

Esto desencadena una serie de efectos en todo el cuerpo, como un pulso acelerado, palmas sudorosas, manos temblorosas y boca seca.

Estos síntomas ocurren porque el cerebro cree que ha percibido un peligro y comienza a preparar el cuerpo para reaccionar ante la amenaza.

El cuerpo desvía la sangre del sistema digestivo hacia los músculos en caso de que se necesite correr o pelear. También aumenta el ritmo cardíaco y agudiza los sentidos.

Si bien estos efectos serían útiles en el caso de una verdadera amenaza, pueden ser debilitantes si el miedo está en tu cabeza.

Algunas investigaciones incluso sugieren que las personas con trastornos de ansiedad no pueden reducir su agitación tan rápido como el resto de la gente, lo que significa que pueden percibir los efectos de la ansiedad por más tiempo.

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Un ritmo cardíaco rápido, sudoración, temblores y boca seca son síntomas comunes de ansiedad. Si sufres de trastornos de ansiedad, puedes experimentar este tipo de agitación durante largos períodos de tiempo.

La intranquilidad es otro síntoma común de ansiedad, especialmente en niños y adolescentes.

Cuando alguien se siente intranquilo, a menudo lo describe como sentirse “nervioso” o con una “incómoda necesidad de moverse”.

Un estudio en 128 niños diagnosticados con trastornos de ansiedad encontró que el 74% reportó intranquilidad entre sus principales síntomas de ansiedad.

Si bien no todas las personas con ansiedad sufren de intranquilidad, es una de las señales de alerta que los médicos buscan con frecuencia al hacer un diagnóstico.

Si te sientes intranquilo la mayoría de los días durante más de seis meses, puede ser una señal de un trastorno de ansiedad.

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La intranquilidad sola no es suficiente para diagnosticar un trastorno de ansiedad, pero puede ser un síntoma, especialmente si ocurre con frecuencia.

Fatigarse fácilmente es otro síntoma potencial del trastorno de ansiedad generalizada.

Este síntoma puede ser sorprendente para algunos, ya que la ansiedad se suele asociar con hiperactividad o agitación.

En algunos casos, la fatiga puede provocarse después de un ataque de ansiedad, y en otros, la fatiga puede ser crónica.

No está claro si la fatiga se debe a otros síntomas comunes de ansiedad, como insomnio o tensión muscular, o si puede estar relacionada con los efectos hormonales de la ansiedad crónica.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que la fatiga también puede ser una señal de depresión u otras afecciones médicas, y por eso la fatiga sola no es suficiente para diagnosticar un trastorno de ansiedad.

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La fatiga puede ser una señal de un trastorno de ansiedad si va acompañada de preocupación excesiva. Sin embargo, también puede indicar otros trastornos de salud.

Muchas personas con ansiedad informan que les cuesta concentrarse.

Un estudio de 157 niños y adolescentes con trastorno de ansiedad generalizada encontró que más de dos tercios tenían dificultades para concentrarse.

Otro estudio de 175 adultos con el mismo trastorno encontró que casi el 90% informó tener dificultades para concentrarse. Cuanto peor era su ansiedad, mayores eran sus dificultades.

Algunos estudios muestran que la ansiedad puede interrumpir la memoria funcional, un tipo de memoria responsable de retener información a corto plazo. Esto puede ayudar a explicar la disminución dramática en el desempeño que las personas suelen experimentar durante los períodos de mucha ansiedad.

Sin embargo, la dificultad para concentrarse también puede ser un síntoma de otras afecciones médicas, como un trastorno por déficit de atención o depresión, por lo que no es evidencia suficiente para diagnosticar un trastorno de ansiedad.

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La dificultad para concentrarse puede ser una señal de un trastorno de ansiedad, y es un síntoma que reporta la mayoría de las personas diagnosticadas con trastorno de ansiedad generalizada.

La mayoría de las personas con trastornos de ansiedad también experimentan irritabilidad excesiva.

Según un estudio reciente que incluyó a más de 6,000 adultos, más del 90% de las personas con trastorno de ansiedad generalizada reportó sentirse muy irritable durante los peores momentos de su trastorno de ansiedad.

Comparados con personas que dicen preocuparse mucho, los jóvenes adultos y adultos de mediana edad con trastorno de ansiedad generalizada reportaron más del doble de irritabilidad en su vida cotidiana.

Dado que la ansiedad está asociada con una alta agitación y preocupación excesiva, no es sorprendente que la irritabilidad sea un síntoma común.

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La mayoría de las personas con trastorno de ansiedad generalizada informa sentirse muy irritable, especialmente cuando su ansiedad está en su etapa más crítica.

Tener músculos tensos la mayoría de los días de la semana es otro síntoma frecuente de ansiedad.

Si bien puede ser común tener los músculos tensos, no se entiende completamente por qué se asocia con la ansiedad.

Es posible que la tensión muscular como tal aumente la sensación de ansiedad, pero también es posible que la ansiedad conduzca a una mayor tensión muscular, o que la causa de ambas sea un tercer factor.

Un dato interesante es que el tratamiento de la tensión muscular con terapia de relajación muscular ha demostrado reducir la preocupación en personas con trastorno de ansiedad generalizada. Algunos estudios incluso muestran que es tan eficaz como la terapia cognitiva conductual.

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La tensión muscular está fuertemente vinculada a la ansiedad, pero la relación entre ellas no se comprende del todo. Se ha demostrado que tratar la tensión muscular ayuda a reducir los síntomas de preocupación.

Los trastornos del sueño se relacionan fuertemente con los trastornos de ansiedad.

Despertarse en mitad de la noche y tener dificultad al conciliar el sueño son los dos problemas más comunes.

Algunas investigaciones incluso sugieren que padecer insomnio durante la infancia puede estar relacionado con el desarrollo de ansiedad más adelante.

Un estudio que dio seguimiento a casi 1,000 niños durante más de 20 años encontró que tener insomnio en la infancia se relacionaba con un aumento del 60% en el riesgo de desarrollar un trastorno de ansiedad a los 26 años.

Si bien el insomnio y la ansiedad están estrechamente vinculados, no está claro si el insomnio contribuye a la ansiedad, si la ansiedad contribuye al insomnio, o ambos.

Lo que se sabe es que, al tratarse el trastorno de ansiedad subyacente, el insomnio a menudo también mejora.

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Los problemas de sueño son muy comunes en personas con ansiedad. Por lo general, tratar la ansiedad también puede ayudar a mejorar la calidad del sueño.

Un tipo de trastorno de ansiedad, llamado trastorno de pánico, está asociado con ataques de pánico recurrentes.

Los ataques de pánico producen una sensación de miedo intensa y abrumadora que puede llegar a ser debilitante.

Este miedo extremo suele estar acompañado por ritmo cardíaco rápido, sudoración, temblores, falta de aliento, presión en el pecho, náusea y miedo a morir o perder el control.

Los ataques de pánico pueden ocurrir de manera aislada, pero si ocurren con frecuencia e inesperadamente, pueden ser una señal de trastorno de pánico.

Se estima que el 22% de los adultos estadounidenses tendrá un ataque de pánico en algún momento de su vida, pero solo cerca del 3% los experimenta con la frecuencia suficiente para cumplir con el criterio de un trastorno de pánico.

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Los ataques de pánico producen sentimientos de miedo extremadamente intensos, acompañados de síntomas físicos desagradables. Los ataques de pánico recurrentes pueden ser una señal de trastorno de pánico.

Es posible que muestres señales de un trastorno de ansiedad social si encuentras que:

  • te sientes ansioso o temeroso por las situaciones sociales que se aproximan
  • te preocupa que otros te juzguen o examinen
  • sientes temor de ser avergonzado o humillado delante de otros
  • evitas ciertos eventos sociales debido a estos temores

El trastorno de ansiedad social es muy común y afecta aproximadamente al 12% de los adultos estadounidenses en algún momento de su vida.

La ansiedad social tiende a desarrollarse en una etapa temprana de la vida. De hecho, alrededor del 50% de quienes lo padecen es diagnosticado antes de los 11 años, mientras que el 80% es diagnosticado antes de los 20 años.

Las personas con ansiedad social pueden parecer extremadamente tímidas y calladas cuando están en grupo o al conocer gente nueva. Si bien podrían no parecer angustiados por fuera, por dentro sienten miedo y ansiedad extremos.

Esta actitud de distanciamiento a veces puede hacer que las personas con ansiedad social parezcan presumidas o poco amigables, pero el trastorno se asocia con baja autoestima, alta autocrítica y depresión.

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Evitar y tener miedo de situaciones sociales pueden ser una señal de trastorno de ansiedad social, uno de los trastornos de ansiedad diagnosticado más frecuentemente.

Los temores exagerados sobre cosas específicas, como las arañas, los espacios cerrados o las alturas, podrían ser una señal de fobia.

Una fobia se define como ansiedad extrema o miedo a un objeto o situación específica. La sensación es lo suficientemente intensa como para interferir con tu capacidad de funcionar normalmente.

Algunas fobias comunes incluyen:

  • Fobias a animales: miedo a animales o insectos específicos.
  • Fobias al entorno de naturaleza: miedo a eventos naturales como huracanes o inundaciones.
  • Fobias a la sangre, inyecciones, lesiones: miedo a la sangre, las inyecciones, las agujas o las heridas.
  • Fobias a situaciones: miedo a ciertas situaciones, como un viaje en avión o en ascensor.

La agorafobia es otra fobia que implica temor a por lo menos dos de los siguientes:

  • uso de transporte público
  • estar en espacios abiertos
  • estar en espacios cerrados
  • hacer una cola (fila) o estar en una multitud
  • salir de casa solo

Las fobias afectan al 12.5% de los estadounidenses en algún momento de su vida. Tienden a desarrollarse en la infancia o la adolescencia y son más comunes en mujeres que en hombres.

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Los miedos irracionales que interrumpen las actividades diarias pueden ser una señal de una fobia específica. Hay muchos tipos de fobias, pero todas implican conductas de evitación y sentimientos de miedo extremo.

Hay muchas formas naturales de reducir la ansiedad que te ayudarán a sentirte mejor, que incluyen:

  • Lleva una dieta saludable: las dietas ricas en vegetales, frutas, carnes de alta calidad, pescado, nueces y granos enteros pueden reducir el riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad, pero la dieta sola probablemente no sea suficiente para tratarlos.
  • Consume probióticos y alimentos fermentados: tomar probióticos y comer alimentos fermentados se ha asociado con una mejor salud mental.
  • Limita el consumo de cafeína: el consumo excesivo de cafeína puede empeorar los sentimientos de ansiedad en algunas personas, especialmente en aquellas con trastornos de ansiedad.
  • Abstente del alcohol: los trastornos de ansiedad y el abuso de alcohol están fuertemente relacionados, por lo que puede ser útil mantenerse alejado de las bebidas alcohólicas.
  • Deja de fumar: fumar se asocia con un mayor riesgo de desarrollar un trastorno de ansiedad. Dejar de fumar se asocia con una mejor salud mental.
  • Haz ejercicio con frecuencia: el ejercicio regular se relaciona con un menor riesgo de desarrollar un trastorno de ansiedad, pero las investigaciones no han determinado si el ejercicio ayuda a quienes ya han sido diagnosticados.
  • Intenta meditar: se ha demostrado que un tipo de terapia basada en la meditación, que se conoce como reducción del estrés basada en la atención plena, reduce significativamente los síntomas en personas con trastornos de ansiedad.
  • Practica yoga: se ha demostrado que practicar yoga con regularidad reduce los síntomas en personas diagnosticadas con trastornos de ansiedad, pero hacen falta más estudios confiables.
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Consumir una dieta rica en nutrientes, dejar las sustancias psicoactivas e implementar técnicas de control del estrés pueden ayudar a reducir los síntomas de ansiedad.

La ansiedad puede ser debilitante, por lo que es importante que busques ayuda profesional si tus síntomas son graves.

Si te sientes ansioso la mayoría de los días y experimentas uno o más de los síntomas anteriores durante al menos seis meses, puede ser una señal de un trastorno de ansiedad.

Independientemente de la duración de tus síntomas, si sientes que tus emociones interfieren con tu vida, debes buscar ayuda profesional.

Psicólogos y psiquiatras certificados están capacitados para tratar los trastornos de ansiedad a través de una variedad de medios.

Esto a menudo incluye terapia cognitiva conductual, medicamentos contra la ansiedad o algunas de las terapias naturales mencionadas anteriormente.

Trabajar con un profesional puede ayudarte a controlar la ansiedad y reducir tus síntomas de la manera más rápida y segura posible.

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Si experimentas síntomas crónicos de ansiedad que interfieren con tu vida, es importante buscar ayuda profesional.

Los trastornos de ansiedad se caracterizan por diversos síntomas.

Uno de los más comunes es la preocupación excesiva e intrusiva que interrumpe el desempeño de las actividades diarias. Otras señales incluyen agitación, intranquilidad, fatiga, dificultad para concentrarse, irritabilidad, músculos tensos y dificultad para dormir.

Los ataques de pánico recurrentes pueden indicar trastorno de pánico; temer y evitar situaciones sociales podría indicar un trastorno de ansiedad social, y las fobias extremas podrían ser una señal de trastornos de fobia específicos.

Sin importar el tipo de ansiedad que puedas tener, existen muchas soluciones naturales que puedes usar para ayudar a aliviarla mientras consultas con un profesional de atención médica certificado.

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