¿Qué es la sepsis?

¿Cuáles son los síntomas de la sepsis?

Podemos diferenciar tres etapas en la sepsis: sepsis, sepsis grave y choque séptico. Puede aparecer mientras el paciente aún se encuentra en el hospital recuperándose de una intervención, pero no siempre es el caso. Es importante buscar atención médica inmediata si presenta alguno de los siguientes síntomas. Mientras más pronto busque tratamiento, más posibilidades tendrá de sobrevivir.

Sepsis

Los síntomas de la sepsis incluyen:
  • fiebre por encima de los 101ºF (38ºC) o una temperatura inferior a los 96,8ºF (36ºC);
  • un ritmo cardíaco superior a las 90 pulsaciones por minuto;
  • frecuencia respiratoria superior a las 20 respiraciones por minuto, o
  • una infección probable o confirmada.
Debe padecer al menos dos de esos síntomas antes de que un médico le diagnostique sepsis.

Sepsis grave

La sepsis grave aparece cuando se produce un fallo en el organismo. Debe experimentar uno o más de los siguientes signos para que el médico le diagnostique esta enfermedad:
  • manchas de decoloración en la piel;
  • reducción en la producción de orina;
  • cambios en la capacidad mental;
  • trombocitopenia (disminución en el número de plaquetas);
  • problemas respiratorios;
  • funcionamiento cardíaco anómalo;
  • escalofríos debido a la baja temperatura del cuerpo;
  • Inconsciencia, o
  • debilidad extrema.

Choque séptico

Los síntomas del choque séptico incluyen los signos de la sepsis grave y una presión arterial muy baja.

Los efectos graves de la sepsis

Aunque la sepsis puede atentar contra la vida del paciente, la enfermedad varía entre un estado normal y grave. Existe una tasa de recuperación mayor en los casos leves. Según Mayo Clinic, el choque séptico tiene una tasa de mortalidad cercana al 50 por ciento. Si padece un caso de sepsis grave, tiene más posibilidades de sufrir una infección en el futuro. La sepsis grave o el choque séptico también pueden causar complicaciones. Pueden formarse pequeños coágulos de sangre por todo el cuerpo. Estos bloquean el flujo sanguíneo y el oxígeno de los órganos vitales y otras partes del cuerpo, lo que incrementa el riesgo de sufrir una insuficiencia orgánica o una muerte tisular (gangrena).

¿Qué causa la sepsis?

Cualquier infección puede provocar una sepsis, pero es más común que la causen los siguientes tipos de infecciones:
  • neumonía;
  • infección abdominal;
  • infección renal, o
  • infección en el torrente sanguíneo.
Según el Instituto Nacional de Ciencias Médica y Generales, el número de casos con sepsis se incrementa cada año en Estados Unidos. Las posibles razones para este aumento incluyen:
  • el envejecimiento de la población, ya que la sepsis es más frecuente en las personas mayores;
  • un incremento en la resistencia a los antibióticos, lo que aparece cuando un antibiótico pierde la capacidad de resistir o matar a una bacteria, o
  • un aumento en el número de personas con enfermedades que debilitan sus sistemas inmunológicos.

¿Quién puede sufrir sepsis?

Aunque algunas personas tengan un riesgo mayor de sufrir una infección, cualquiera puede padecer esta enfermedad. Entre los individuos con más probabilidades encontramos:
  • a los niños jóvenes y personas mayores;
  • a las personas con sistemas inmunológicos más débiles, como aquellos con VIH o los que se están sometiendo a un tratamiento de cáncer;
  • a los individuos que se encuentran en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), o
  • a aquellos que se exponen a dispositivos invasivos, como catéteres intravenosos o tubos de respiración.

Recién nacidos y sepsis

La sepsis neonatal aparece cuando un bebé presenta una infección en el torrente sanguíneo en los primeros meses de vida. Esta enfermedad se clasifica en base al tiempo que dure la infección, según si se ha contraído durante el parto (aparición temprana) o después del nacimiento (aparición tardía). Esto ayuda al médico para decidir qué tipo de tratamiento debe administrar. Los bebés prematuros y con bajo peso al nacer son más propensos a contraer una sepsis de aparición tardía, ya que sus sistemas inmunológicos no han madurado. Aunque los síntomas pueden ser sutiles o no específicos, algunos signos incluyen:
  • apatía;
  • lactancia materna anómala;
  • baja temperatura corporal;
  • apnea (suspensión transitoria de la respiración);
  • fiebre;
  • palidez;
  • mala circulación sanguínea en la piel, lo que provoca enfriamiento en las extremidades;
  • hinchazón abdominal;
  • vómitos;
  • diarrea;
  • convulsiones;
  • agitación;
  • coloración amarillenta de la piel y de las zonas blancas de los ojos (ictericia), o
  • trastornos alimenticios.
La sepsis neonatal todavía representa la principal causa de muerte infantil, pero con un diagnóstico y tratamiento temprano, el bebé se recuperará completamente y no sufrirá otros problemas. Gracias a las revisiones en la etapa maternal y a las pruebas neonatales adecuadas, el riesgo de sepsis neonatal ha descendido de forma significativa.

Personas mayores y sepsis

Las personas mayores pueden ser más propensas a sufrir una sepsis, ya que nuestro sistema inmunológico se debilita con la edad. En un estudio realizado en 2006, las personas mayores de 65 años constituyeron casi el 70 por ciento de los casos con sepsis. Además, normalmente la sepsis suele aparecer en personas que sufren enfermedades crónicas, como la diabetes, la insuficiencia renal, el cáncer, la presión arterial elevada y el VIH. Los problemas respiratorios y genitourinarios representan las infecciones más comunes que causan sepsis en las personas mayores, como la neumonía o la infección del tracto urinario, respectivamente. También pueden venir acompañadas con infecciones cutáneas, debido a las llagas por presión o desgarros cutáneos. Aunque a veces no se manifiestan, la confusión o desorientación es un síntoma común para identificarlas en las personas mayores.

¿La sepsis es contagiosa?

La sepsis no es contagiosa. Sin embargo, los patógenos que causan la infección original pueden volverla infecciosa. Esta enfermedad se extiende por el cuerpo desde el origen de la infección hasta otros órganos a través del torrente sanguíneo.

¿Cómo se diagnostica la sepsis?

Si padece síntomas relativos a la sepsis, el médico le hará algunas pruebas para identificar el problema y determinar la gravedad de la infección. Uno de los primeros análisis es el sanguíneo. Se revisa la sangre de los pacientes para detectar si presentan complicaciones como:
  • una infección;
  • problemas de coagulación;
  • función renal o hepática anómalas;
  • una disminución en la cantidad de oxígeno, o
  • un desequilibrio en los minerales llamados electrolitos, los cuales afectan a la cantidad de agua que hay en el cuerpo, así como a la acidez de la sangre.
Dependiendo de los síntomas que padezca el paciente y de los resultados del análisis sanguíneo, el médico solicitará otras pruebas, como:
  • un análisis de orina (para comprobar las bacterias presentes en la misma);
  • un cultivo para las secreciones de las heridas (para comprobar si es que existe infección en una herida abierta), o
  • una prueba de secreción de moco (para identificar los gérmenes responsables de la infección).
Si el médico no puede determinar el origen de la infección mediante estos análisis, es posible que necesite visualizar el interior de su cuerpo con uno de los siguientes métodos:
  • radiografía para visualizar los pulmones;
  • tomografía computarizada para visualizar posibles infecciones en el apéndice, el páncreas o el intestino;
  • ecografía para visualizar las infecciones en la vesícula o los ovarios, o
  • resonancia magnética, lo que puede identificar las infecciones de los tejidos blandos.<

Métodos para diagnosticar sepsis

Existen dos métodos que utilizan los médicos para determinar la gravedad de la enfermedad. Uno es el síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SRIS), el cual se define cuando el paciente presenta dos o más de las siguientes condiciones:
  • fiebre de más de 100,4°F (38°C) o menos de 96,8°F (36°C);
  • ritmo cardíaco superior a las 90 pulsaciones por minuto;<
  • ritmo respiratorio superior a las 20 respiraciones por minuto o presión parcial de dióxido de carbono en la sangre arterial (PaCO2) menor a 32 mm Hg, o
  • recuento anómalo de glóbulos blancos.
Otro método que también se utiliza es la evaluación de falla orgánica secuencial (qSOFA por sus siglas en inglés), la cual utiliza los resultados de tres métodos:
  • lectura de presión arterial baja;
  • ritmo respiratorio alto (superior a las 22 respiraciones por minuto), o
  • Escala de Coma de Glasgow inferior a 15 (se utiliza para determinar el nivel de consciencia).
Una qSOFA positiva determina si dos o más de las medidas mencionadas anteriormente son anómalas. Algunos especialistas prefieren usar esta evaluación, ya que, a diferencia del SRIS, no requiere pruebas en el laboratorio. Los resultados de cualquiera de estos dos análisis ayudarán al médico a determinar el tratamiento.

¿Cómo se trata la sepsis?

La sepsis puede derivar rápidamente en un choque séptico o en muerte si no se trata. Los médicos usan una diversa cantidad de medicamentos para tratarla, como:
  • antibióticos intravenosos para luchar contra la infección;
  • medicamentos vasoactivos para incrementar la presión sanguínea;
  • insulina para estabilizar el nivel de azúcar en sangre;
  • corticosteroides para reducir la inflamación, o
La sepsis grave también puede necesitar grandes cantidades de líquidos intravenosos y un respirador artificial. Es posible que sea necesario realizar una diálisis si se ha producido una afección en los riñones. Los riñones ayudan a filtrar los desechos dañinos, la sal y el exceso de agua en la sangre. En la diálisis, una máquina es la encargada de realizar estas funciones. En algunos casos, quizás sea necesario realizar una intervención quirúrgica para eliminar el orígen de la infección, por ejemplo, el drenaje de un absceso hepático o la eliminación del tejido infectado.

Recuperación

La recuperación dependerá de la gravedad de la enfermedad y de cualquier problema preexistente que pueda tener el paciente. Muchos de los sobrevivientes se recuperarán por completo, aunque es posible que algunos sufran algunos efectos duraderos. La UK Sepsis Trust (Fundación de Sepsis en Reino Unido) afirma que los pacientes que se recuperan de la sepsis pueden tardar hasta 18 meses en sentirse completamente bien. Por otro lado, la Sepsis Alliance (Asociación de Sepsis) cree que el 50 por ciento de los sobrevivientes tendrán que lidiar con el síndrome de la post-sepsis (PSS por sus siglas en inglés). Esta asociación también opina que la sepsis produce efectos secundarios a largo plazo como:
  • daño en los órganos;
  • insomnio;
  • pesadillas;
  • dolores musculares y articulares;
  • fatiga;
  • mala concentración;
  • disminución en el funcionamiento cognitivo, o
  • baja autoestima.
Los casos graves de sepsis pueden derivar en muerte.

Prevención

Es importante que siga algunos pasos para evitar la propagación de una infección y, así, reducir el riesgo de desarrollar sepsis, como, por ejemplo:
  • Mantenerse al día con las vacunas, es decir, que debe vacunarse contra la gripe, la neumonía y otras infecciones.
  • Tener una buena higiene, lo que significa que debe tener un cuidado adecuado de las heridas y lavarse manos de forma adecuada, así como bañarse regularmente.
  • Recibir atención inmediata si desarrolla signos de infección, ya que cada minuto cuenta en el tratamiento de la sepsis. Cuanto más pronto inicie el tratamiento, mejor será el resultado.

Pronóstico

Es importante recordar que la sepsis representa una urgencia médica. Cada minuto y hora cuenta, sobre todo, porque la infección puede expandirse rápidamente. No existe ningún síntoma de sepsis, pero si pueden aparecer una combinación de ellos. Reciba atención médica de forma inmediata si sospecha que sufre sepsis, sobre todo, si presenta una infección como las que hemos nombrado anteriormente. Traducido por Carmen María González Morales Revisado por Brenda Carreras Leer el artículo en Inglés