Ser una nueva mamá es un trabajo arduo. Es posible que te sientas cansada y agotada todos los días. Sin embargo, si te sientes mal puede que sea por algo más que las noches sin dormir.

La mastitis es una inflamación del tejido mamario que es común entre las madres lactantes. De hecho, 1 de cada 10 madres puede desarrollarla mientras amamanta. Junto con el dolor en los senos y la sensación de calor, podrías desarrollar síntomas similares a los de la gripe e incluso una infección si no la tratas de inmediato.

¿Te preocupa si podrás seguir amamantando? ¡Esta es una buena noticia! No tienes que dejar de amamantar a tu bebé. Alimentar a tu bebé con frecuencia puede ayudar a resolverla para que te sientas mejor más rápido.

Aquí te decimos cómo puedes detectar las señales de la mastitis y cómo tratarla en casa, así como algunas notas sobre cuándo debes buscar ayuda médica.

La mastitis es una inflamación del tejido mamario. Puede convertirse en una infección bacteriana si no se trata de inmediato.

La mastitis solo puede afectar un seno a la vez u, ocasionalmente, ambos. Si estás amamantando, se llama mastitis por lactancia.

Por lo general, la mastitis comienza cuando la leche se acumula en un área particular de la mama y luego se infecta. Esto puede suceder si tienes congestión persistente. Otra posibilidad es que las bacterias pueden entrar en la mama a través de pezones agrietados y otra irritación de la piel.

Otras causas de mastitis incluyen:

  • presión sobre los senos
  • exceso de estrés
  • destetar demasiado rápido
  • tener mucha leche

Mientras tanto, los síntomas incluyen:

  • dolor, hinchazón, enrojecimiento y/o calor en los senos
  • secreción de los pezones
  • un bulto duro en el tejido mamario
  • dolores, escalofríos, agotamiento y otros síntomas similares a los de la gripe
  • disminución de la producción de leche en la mama afectada
  • fiebre

Los factores de riesgo incluyen haber tenido mastitis antes, tener los pezones agrietados o usar un sostén apretado. También podrías ser más propensa a desarrollar mastitis si tu bebé no se está sujetando correctamente, si tienes mala nutrición o si fumas.

Ten en cuenta que, los síntomas pueden desarrollarse sin mucha advertencia. Así que, si te sientes mal, presta atención.

Comunícate con tu médico o consultor de lactancia si sospechas que tienes mastitis. Hay algunas cosas que puedes hacer desde casa que pueden ayudar a resolverla antes de que se transforme en una infección grave. Dicho esto, si los remedios caseros no parecen ayudar dentro de las primeras 24 a 48 horas, haz una cita con tu médico.

1. Descanso

Cuidar de ti misma es fundamental cuando tienes mastitis. Podría parecer imposible tener un tiempo de descanso mientras se cuida a un recién nacido, pero haz todo lo posible para descansar o de lo contrario reducir el ritmo de la rutina diaria.

Si es posible, considera pedirle a tu pareja que se tome unos días libres del trabajo o solicita la ayuda de un buen amigo o familiar durante unos días para que puedas centrarte en cuidar de ti.

No te sientas culpable, amamantar puede ser difícil. Necesitas descansar para recuperarte.

2. Lactancia materna frecuente

Mientras estés en la cama, intenta abrazar a tu bebé y ofrecerle el seno con la mayor frecuencia posible, o al menos cada 2 horas durante el día. Asegúrate de empezar por el lado incómodo, pero ofrece ambos lados para que el otro no se congestione. Los bebés tienden a succionar más fuerte al comienzo de una toma, y esta succión es lo que ayuda a desalojar las obstrucciones y eliminar la mastitis.

Es posible que te preocupe que tu leche de alguna manera se vea afectada por la mastitis. Sin embargo, los expertos dicen que tu leche es segura, y puedes amamantar a tu bebé. Además, amamantar con frecuencia y mantener la leche fluyendo libremente puede ser una de tus mejores defensas.

3. Cambia las posiciones para amamantar

También es posible que quieras cambiar la forma en que sostienes a tu bebé durante las sesiones de alimentación. Si normalmente usas una posición de cuna, prueba con una posición de balón de fútbol o amamantar acostada de lado en la cama. Cambiar tu posición cambiará el ángulo de succión cuando tu bebé se alimente, y puede ayudar a liberar los conductos obstruidos.

  • Acostarse de lado: acuéstate de lado con tu bebé también de lado, mirando hacia tu seno. Apoya a tu bebé con una mano y usa la otra mano para ofrecer tu seno a tu bebé. Después de que tu pequeño se prenda, puedes sostener su cabeza con tu brazo libre y usar el otro para atraer a tu bebé más cerca de tu cuerpo.
  • Posición de balón de fútbol: sostén a tu bebé de costado con tu codo doblado. Por ejemplo, si deseas alimentarlo del seno izquierdo, sostén al bebé con tu brazo/mano izquierda. Ofrécele tu seno izquierdo con tu mano derecha mientras guías la cabeza de tu bebé con tu mano izquierda.

La Liga Internacional de La Leche anima a las madres lactantes a intentar tantas posiciones como puedan para aliviar la mastitis. Incluso sugiere alimentar a tu bebé arrodillada, con tus senos colgando por encima de tu hijo. Lo importante es encontrar el método que funcione para ti.

Además, muchos consultores de lactancia sugieren la lactancia materna con la barbilla del bebé apuntando hacia el conducto obstruido.

4. Analgésicos de venta libre

No tienes que vivir con dolor, fiebre e inflamación. Muchos analgésicos de venta libre (OTC, en inglés), como Tylenol (paracetamol) o Advil (ibuprofeno), son seguros para las madres lactantes y pueden brindarte el alivio que tanto necesitas. Pregúntale a tu médico o farmacéutico si no estás seguro de qué medicamentos puedes tomar durante la lactancia.

A menos que tu médico te diga que está bien, solo toma uno de estos medicamentos a la vez. Lee siempre las etiquetas para asegurarte de que solo estás tomando la dosis recomendada.

5. Hojas de repollo

Probablemente has escuchado que las hojas de repollo pueden ayudar con una serie de molestias de la lactancia materna. En cuanto a la mastitis, pueden hacer maravillas para el dolor y la inflamación. De hecho, un estudio reveló que las hojas frías de repollo son tan efectivas como las compresas calientes para el malestar y la congestión en los senos.

Aquí te decimos lo fácil que es:

  1. Coloca las hojas verdes de repollo secas y limpias en tu refrigerador. Puedes encontrar útil cortarlas a un tamaño que mejor se adapte a tus senos.
  2. Cubre todo el seno con las hojas de repollo, excepto los pezones, que debes dejar descubiertos. También puedes deslizar las hojas en un sujetador holgado, si eso es más fácil.
  3. Retira las hojas de repollo después de 20 minutos (o cuando se calienten).
  4. Lávate los senos y sécalos suavemente. Luego, tira las hojas usadas (y usa otras frescas si repites el proceso).

Repite este tratamiento hasta 3 veces al día durante 20 minutos cada vez. Las hojas de repollo también se utilizan para ayudar a secar el suministro de leche; así que, si deseas continuar lactando a tu bebé, asegúrate de seguir esta pauta de tiempo en lugar de excederlo.

Si necesitas cambiar las cosas, puedes probar una compresa caliente o tomar una ducha tibia.

6. Aceites esenciales

La investigación muestra que los aceites esenciales también pueden ayudar con la mastitis. Por ejemplo, el aceite de árbol de té contiene un compuesto llamado terpinen-4-ol, que tiene propiedades antibacterianas, antimicóticas y antiinflamatorias. Puedes aplicar el aceite tópicamente diluyéndolo con un aceite base, como aceite de oliva o de almendras.

El aceite de árbol de té puede ser tóxico si se ingiere, así que asegúrate de enjuagar las áreas del seno que pueden entrar en contacto directo con la boca del bebé durante la lactancia. También mantén la botella levantada y fuera del alcance de tu bebé.

7. Masaje de los senos

Para que esta técnica sea lo más efectiva, hazla mientras alimentas a tu bebé y en la dirección de tu pezón. Comienza colocando el pulgar por encima de la zona afectada y aplica presión firme a medida que te acercas al pezón. Si no sabes exactamente dónde masajear, simplemente siente alrededor de las áreas que están duras o grumosas.

Si el masaje te hace sentir bien, también puedes masajear tus senos mientras te bañas o te duchas. Mueve los dedos en la misma dirección hacia abajo, hacia el pezón. También puedes tratar de masajear por encima de los conductos de leche bloqueados y luego sacar la leche con la mano para aliviar la presión o el bloqueo.

8. Ajo

El ajo crudo puede actuar como un antibiótico de amplio espectro y estimular el sistema inmunitario. Los beneficios se deben a las propiedades antimicrobianas naturales del ajo. Las píldoras de ajo en polvo que ves en los estantes no funcionan tan bien, así que necesitarás ajo crudo.

Pica un par de dientes de ajo en trozos pequeños y trágalos como si fueran una píldora. ¿No te gusta el sabor tan potente? Considera lavarlo con jugo de naranja o leche para suavizar el sabor.

9. Vitamina C

Esta vitamina ayuda a cicatrizar heridas y a reponer antioxidantes dentro del cuerpo. La investigación incluso muestra que la vitamina C ayuda a tratar las infecciones por mastitis en el ganado. Sin embargo, se necesita más investigación en humanos.

No obstante, consulta con tu médico si piensas usar algún suplemento para asegurarte de que no interactúe con los medicamentos que estás tomando.

Otra manera de agregar algo de vitamina C a tu rutina es comer más alimentos ricos en vitamina C, incluyendo:

  • naranjas
  • pimientos rojos
  • kiwi
  • brócoli
  • coles de Bruselas
  • papas
  • coliflor
  • tomates

10. Hidratación

Cuando dudes, bebe más agua. Tus necesidades de hidratación aumentan significativamente cuando estás amamantando. Es posible que estés empezando a deshidratarte sin darte cuenta.

Beber mucha agua ayudará a mantener el suministro de leche. Más leche significa más sesiones de alimentación y más oportunidades de limpiar obstrucciones y malestar.

Los expertos recomiendan beber 13 tazas de líquido al día si estás amamantando. No tienes que beber solo agua. Puedes incorporar leche, jugo, té de hierbas, café y soda en tu rutina, con moderación.

Si sigues teniendo síntomas o preocupaciones después de 1 o 2 días de tratar de sanar en casa, comunícate con tu médico. Es posible que necesites antibióticos para eliminar la infección. Tu médico puede recetarte un medicamento seguro para la lactancia materna para que puedas seguir amamantando a tu bebé mientras te curas.

Señales de advertencia:

  • fiebre de 101 °F (38.3 °C) o superior
  • pus o sangre en la leche materna
  • vetas rojas en el pecho (desde la areola hasta la axila)
  • senos enrojecidos, calientes o hinchados
  • pezones agrietados que muestran señales de infección
  • escalofríos y otros síntomas similares a los de la gripe que empeoran


En general, si no te sientes mejor y, de hecho, empeoras, es una buena idea ver a tu médico. Sin tratamiento, una infección puede evolucionar a un absceso, que es una acumulación de pus en la mama. Un absceso debe ser drenado por tu médico e incluso puede afectar tu capacidad para amamantar desde el seno infectado.

Hay muchas cosas que puedes hacer al notar las primeras señales de mastitis. Revisa la lista anterior y encontrarás algún remedio para sentirte mejor lo antes posible. De no ser así, no dudes en llamar a tu médico para un examen. Los antibióticos pueden ayudar, y no necesariamente significa que tengas que dejar de amamantar.

Si eres propensa a ataques recurrentes de mastitis, considera la posibilidad de tener un kit listo para usar cuando se presente. También podrías comunicarte con un consultor de lactancia para ver si hay algo en tu rutina de lactancia que puedas modificar.

Lee el artículo en inglés.

Traducción al español por HolaDoctor.

Edición en español por Stella Miranda el 19 de julio de 2021.

Versión original en inglés escrita el 31 de agosto de 2020.

Última revisión médica en inglés realizada el 31 de agosto de 2020.