El sangrado ocasional es inevitable, ya sea que tengas hemofilia A o no. Sin embargo, si tienes esta afección de por vida, se requiere cuidado adicional para ayudar a prevenir hemorragias.

Una lesión relacionada con tu sesión de ejercicios puede causar raspaduras y moretones, mientras que las caídas y los golpes más graves pueden llevar a cortes abiertos. Una cirugía o el trabajo dental también pueden causar hemorragias.

Sin importar cuál sea la causa de un sangrado, necesitas saber qué pasos tomar para detenerlo y prevenir complicaciones. Las hemorragias más significativas pueden requerir atención médica. Aquí te presentamos ocho consejos para controlar las hemorragias cuando se padece hemofilia A.

La hemofilia A puede causar sangrado interno y externo. Según el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano, el sangrado en las articulaciones es el más común en la forma más grave de la hemofilia A.

También podrías tener hemorragias menores de sitios de lesiones recientes en tus extremidades. El sangrado menor interno o externo se puede tratar con remedios caseros. Los vendajes pueden ayudar con cortes menores, mientras que el hielo puede ayudar con moretones internos.

Sin embargo, algunos tipos de sangrado interno necesitan tratamiento médico inmediato, incluyendo sangrado en la cabeza, la garganta o el tracto gastrointestinal (estómago e intestinos). Las señales y síntomas de sangrado en la cabeza incluyen:

  • dolor de cabeza intenso y prolongado
  • episodios repetidos de vómitos
  • somnolencia
  • debilidad repentina
  • visión doble
  • convulsiones

Las señales y síntomas de sangrado en la garganta o el tracto gastrointestinal incluyen:

  • vómito con sangre
  • heces negras o con sangre

Si los moretones van acompañados de cualquier dolor intenso o persistente, agrandamiento o entumecimiento, consulta a tu médico de inmediato.

La hemofilia A grave es el tipo más común.

  • El sangrado espontáneo ocurre al menos una o dos veces por semana con la forma grave de hemofilia A, según la Federación Mundial de Hemofilia (WFH, por sus siglas en inglés).
  • Si tienes hemofilia A moderada, todavía puedes sangrar espontáneamente, pero solo de forma ocasional. Por lo general, tendrás sangrado prolongado o excesivo después de cualquier lesión o cirugía significativa.
  • Los casos leves tienden a causar sangrado solo después de una lesión o procedimiento quirúrgico.

Si el sangrado parece ser menor y tienes hemofilia A leve, entonces es probable que puedas tratar la lesión en casa sin tener que ver a un médico.

El sangrado externo menor es tratable con la ayuda de vendajes y la aplicación de presión leve en el sitio.

  • Primero, limpia cualquier resto con un paño suave y agua tibia.
  • Luego, usa una gasa para presionar la herida y coloca una venda encima. Es posible que necesites cambiar las vendas si se empapa por el sangrado.

Dado que la hemofilia A puede causar sangrado interno, puedes ser más propenso a moretones por golpes menores que alguien sin la enfermedad. Esto ocurre con mayor frecuencia en los brazos y las piernas, pero se pueden presentar moretones en cualquier parte del cuerpo. Se puede minimizar el sangrado interno menor con la ayuda de una bolsa de hielo. Coloca la bolsa de hielo en el área tan pronto como te lesiones.

No necesariamente tienes que ver a un médico si te lastimas. Sin embargo, cualquier dolor intenso o persistente, agrandamiento o entumecimiento debe ser tratado por tu médico de inmediato.

No todas las lesiones requieren analgésicos. Antes de tomar cualquier analgésico de venta libre (OTC, por sus siglas en inglés) para el sangrado o el dolor, asegúrate de no ponerte en riesgo de complicaciones. Los analgésicos comunes OTC, como la aspirina y el ibuprofeno, pueden empeorar el sangrado. En cambio, deberías considerar paracetamol (Tylenol), solo asegúrate de preguntar a tu médico primero.

Según el Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre, el sangrado leve de la hemofilia A no suele requerir terapia de reemplazo. Sin embargo, si continúas experimentando sangrado, puede ser el momento de reemplazar tus concentraciones de factor VIII. Dependiendo de tu plan de tratamiento, es posible que puedas tomar estas terapias en casa. En algunos casos, es posible que necesites ir a un centro médico para recibir el tratamiento.

Si tienes hemofilia A de leve a moderada, es posible que puedas prevenir las hemorragias antes de que ocurran. El médico puede recomendarte desmopresina (DDAVP). DDAVP es un medicamento recetado que contiene hormonas que estimulan la liberación del factor de coagulación VIII. Se administra por inyección o aerosol nasal y ayuda a que tu sangre coagule en caso de lesión.

La desventaja de la DDAVP es que puede llegar a ser menos eficaz con el tiempo si la tomas con demasiada frecuencia. Es aconsejable que la uses con moderación, guardándola para situaciones de alto riesgo, como practicar deportes. Algunas personas también eligen usar DDAVP antes de someterse a trabajo dental.

En ocasiones, las hemorragias menores por hemofilia A pueden provocar dolor muscular y articular. Las hemorragias frecuentes en las articulaciones también pueden desgastar los huesos con el tiempo. En lugar de depender de esteroides y analgésicos, la fisioterapia puede ayudarte a aliviar algo de la inflamación. Para que la fisioterapia funcione, es necesario que asistas a sesiones regulares. Si tienes una herida externa, asegúrate de que esté bien vendada antes de ir a una sesión.

Cualquier tipo de sangrado por hemofilia debes hablarlo con un médico, especialmente si empeoras o no mejoras con el tratamiento casero. Además, consulta con tu médico si notas sangre en las heces u orina, o si vomitas sangre. Estos síntomas pueden indicar casos más graves de sangrado que no se pueden tratar en casa.