La higiene personal es la forma en que cuidas tu cuerpo. Esta práctica incluye bañarte, lavarte las manos, cepillarte los dientes y mucho más.

Todos los días, entras en contacto con millones de gérmenes y virus externos. Pueden permanecer en tu cuerpo, y en algunos casos, pueden enfermarte. Las prácticas de higiene personal pueden ayudar a prevenir enfermedades. También pueden ayudar a que te sientas bien con tu apariencia.

Conoce más sobre la importancia de la higiene, las mejores maneras de practicarla, y cómo puedes cambiar tus hábitos para sentirte y verte mejor.

La idea de higiene personal que cada persona tiene es diferente. Las siguientes categorías son un buen lugar donde empezar a construir buenos hábitos de higiene:

Higiene en el baño

Lávate las manos después de usar el baño. Frota con jabón durante 20 a 30 segundos y asegúrate de limpiar entre los dedos, en la parte posterior de las manos y debajo de las uñas. Enjuágate con agua tibia y seca con una toalla limpia.

Si no tienes cerca agua corriente o jabón, un desinfectante para manos a base de alcohol también funcionará. Usa uno que sea al menos 60 por ciento alcohol.

Higiene en la ducha

La preferencia personal puede determinar con qué frecuencia deseas ducharte, pero la mayoría de las personas se beneficiarán de una ducha al menos cada dos días. Ducharte con jabón ayuda a eliminar las células muertas de la piel, las bacterias y los aceites.

También debes lavarte el cabello al menos dos veces por semana. El champú ayuda a eliminar la acumulación de piel y protege contra los residuos grasos que pueden irritar la piel.

Higiene de las uñas

Recorta tus uñas regularmente para mantenerlas cortas y limpias. Cepilla debajo con un cepillo de uñas o un paño para eliminar la acumulación, la suciedad y los gérmenes.

Arreglar tus uñas ayuda a prevenir la propagación de gérmenes en la boca y otras aberturas del cuerpo. También debes evitar morderte las uñas.

Higiene de los dientes

Una buena higiene dental es algo más que dientes blancos como perlas. El cuidado de los dientes y las encías es una manera inteligente de prevenir las enfermedades de las encías y las caries.

Cepilla tus dientes al menos dos veces al día durante 2 minutos. Intenta cepillarte después de despertarte y antes de acostarte. Si puedes, cepíllate también después de cada comida. Usa hilo dental entre los dientes diariamente, y pregúntale a tu dentista sobre el uso de un enjuague bucal antibacteriano.

Estos dos pasos pueden ayudar a prevenir la caries dental y eliminar las bolsas donde pueden acumularse bacterias y gérmenes.

Higiene durante una enfermedad

Si no te sientes bien, debes tomar medidas para evitar que los gérmenes se propaguen a otros. Esto incluye cubrirte la boca y la nariz al estornudar, limpiar las superficies compartidas con una toallita antibacteriana y no compartir utensilios ni aparatos electrónicos. Además, desecha los pañuelos sucios inmediatamente.

Higiene de las manos

Los gérmenes en las manos pueden entrar fácilmente en el cuerpo a través de la boca, la nariz, los ojos o los oídos. Lávate las manos:

  • cuando manipules alimentos
  • antes de comer
  • si tocas basura
  • cuando estornudes
  • cada vez que toques un animal

Asimismo, lávate las manos después de cambiar el pañal de un bebé, ayudar a alguien más a limpiarse, o al limpiar un corte o una herida.

Una buena higiene personal ayudará a tus hijos a ser saludables, evitar enfermedades y desarrollar una mejor conciencia de sí mismos.

Nunca es demasiado pronto para empezar a enseñar higiene. Puedes limpiar las manos de tu hijo después de cambiar sus pañales o antes de comer, cepillarle los dientes y las encías antes de acostarse y enseñarle a tener una rutina diaria de bañarse. Esto te ayuda a comenzar el proceso y lentamente le irás enseñando a medida que crece y se hace cargo del proceso.

Esta es una lista de actividades de higiene, cómo puedes introducirlas y cuándo es un buen momento para empezar:

Cepillado de dientes

Puedes empezar a cepillar los dientes y las encías del bebé en el momento en que aparezca el primer diente. Puede cepillarse los dientes a los 3 años. Sin embargo, es posible que tengas que quedarte con tus niños para garantizar que está haciendo un buen trabajo y se cepilla el tiempo suficiente.

Pon una canción de 2 minutos cuando le cepilles los dientes. Eso le permitirá a tu pequeño saber cuánto tiempo tiene que cepillarse, y así se acostumbrará al proceso. Del mismo modo, es posible que tengas que seguir usando hilo dental con ellos hasta que sean mayores y puedan manejar mejor esa tarea, alrededor de los 7 años.

Hora del baño

Eres tú quien los baña regularmente, pero alrededor de los 5 años, deberían ser capaces de cumplir con esta tarea por su cuenta. A medida que crecen y supervisas el tiempo de baño, debes aprovechar ese tiempo para enseñarles sobre el lavado de todas las partes del cuerpo, especialmente:

  • axilas
  • ingles
  • cuello
  • vientre
  • rodillas
  • codos
  • espalda
  • pies

También puedes usar este tiempo para enseñarles cómo lavarse el cabello sin que les entre espuma en sus ojos, y qué hacer si esto pasa.

Lavado de manos

Limpia las manos del bebé con un paño tibio antes de comer, después de comer, y después de cambiar un pañal. Durante el entrenamiento para ir al baño, haz que lavarse las manos sea un paso integral del proceso.

Puedes enseñarle a tu hijo a cantar la canción ABC mientras se lava; dura unos 20 segundos, que es un tiempo de lavado ideal.

Haz que sea prioritario pedirle a tu hijo que se lave las manos siempre que lo consideres necesario para fomentar una buena higiene, como antes de las comidas, después de jugar al aire libre, después de acariciar a un animal, o después de estar cerca de un amigo enfermo.

Higiene de las uñas

Le cortarás las uñas a tu hijo cuando sea un bebé, pero a medida que crezca, podrás ayudarlo a cuidar de sus propias uñas. Anima a tus hijos a lavarse debajo de las uñas en cada ducha, un cepillo de uñas gracioso ayudará. Luego, siéntate con ellos semanalmente después de una ducha para hacerles un recorte. Sus uñas son más suaves y se cortan más fácilmente después de una ducha.

A los 7 años, la mayoría de los niños deberían hacer solos esta tarea.

Los buenos hábitos de higiene personal están directamente relacionados con menos enfermedades y mejor salud. Sin embargo, los malos hábitos de higiene personal pueden provocar algunos efectos secundarios menores, como el olor corporal y la piel grasosa. También pueden conducir a problemas más serios o incluso graves.

Por ejemplo, si no te lavas las manos con frecuencia, puedes transferir fácilmente gérmenes y bacterias a la boca o a los ojos. Esto puede provocar un número de problemas, desde virus estomacales hasta conjuntivitis.

No cepillarte los dientes puede causar problemas dentales y acumulación de placa. El mal cuidado de los dientes también es un factor de riesgo para varios problemas de salud graves, incluyendo enfermedades cardíacas.

Los malos hábitos de higiene también pueden afectar tu autoestima. Lucir y sentirte presentable puede darte un impulso de confianza y un sentido de orgullo en tu apariencia.

Se pueden prevenir otras afecciones o minimizar el riesgo practicando una buena higiene personal. Aquí te damos algunos ejemplos:

  • sarna
  • piojos púbicos
  • piojos de la cabeza
  • piojos del cuerpo
  • diarrea
  • pie de atleta
  • tiña
  • oxiuros (lombrices intestinales)
  • oreja de nadador
  • sarpullido de la tina

Si deseas mejorar tu higiene personal o ayudar a un niño a desarrollar mejores hábitos, estas estrategias podrían ser útiles:

Establece recordatorios

Si no recuerdas hacer cosas como ducharte, lavarte el cabello, cortarte las uñas o cepillarte los dientes, pon un recordatorio en tu teléfono. La alarma te recordará la actividad, y con el tiempo, empezarás a hacerlo tú mismo.

Usa letreros

Cuelga un recordatorio en el baño para lavarte las manos después de usar el inodoro. Coloca un pequeño letrero junto a los platos o tazas en la cocina para lavarte las manos antes de comer. Estos letreros pueden ayudar a refrescar tu memoria y mejorar tus hábitos. Pueden ayudarte a ti y a tus hijos.

La práctica lleva a la perfección

Lleva tiempo aprender un nuevo hábito. Comienza con un nuevo hábito al comienzo de la semana y hazlo tu prioridad. Practica durante una semana o dos. Cuando te sientas cómodo, añade uno nuevo. Con el tiempo, establecerás los hábitos que deseas tener.

P:

¿Es mejor ducharse por la mañana o por la noche?

Paciente anónimo

R:

La decisión de ducharte por la mañana o por la noche se basa principalmente en una preferencia personal. Algunas personas sienten que una ducha matutina les ayuda a “despertar” y mejora su estado de alerta. También puede hacer que te sientas tranquilo y fresco el resto del día, y puede disminuir la inflamación y la hormona del estrés, cortisol. Otros prefieren tomar una ducha o un baño por la noche como una forma de relajación y eliminar cualquier suciedad, gérmenes o alérgenos antes de irse a la cama. Algunos expertos afirman que bañarse por la noche ayuda a dormir mejor.

Cada persona debe considerar su propio cuerpo y sus preferencias. Por ejemplo, si tiendes a sudar durante el sueño, una ducha en la mañana podría ser mejor. Sin embargo, si tiendes a quedarte en la cama hasta que se te hace tarde, considera una rutina de baño nocturna para evitar tener que salir corriendo. Algunas personas eligen bañarse dos veces al día. Sin embargo, esto podría resecar la piel. La elección es tuya, solo asegúrate de generar un hábito de higiene personal saludable.

Deborah Weatherspoon, PhD, RN, CRNALas respuestas representan las opiniones de nuestros expertos médicos. Todo el contenido es estrictamente informativo y no se debe considerar un consejo médico.
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Desarrollar buenos hábitos de higiene personal toma toda una vida de aprendizaje y perfeccionamiento. Cuidar de ti mismo de esta forma es bueno para tu salud física y para tu salud mental. Si te resulta difícil adaptarte a estas prácticas, habla con tu médico o dentista.

A veces, las explicaciones y las demostraciones son un buen punto de partida para cuidarte mejor. Esto es especialmente cierto en niños. Un médico puede explicar mejor las consecuencias de no cuidar de ti mismo, y un padre puede utilizarlos como respaldo para construir hábitos que durarán toda la vida.

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