Espondiloartritis es el término usado para describir un grupo de enfermedades que causan la inflamación de las articulaciones o artritis. Se cree que la mayoría de las enfermedades inflamatorias son hereditarias. Hasta ahora, no existe ninguna evidencia científica que sugiera que la enfermedad se pueda prevenir.

La espondiloartritis se puede clasificar como axial o periférica. La forma axial afecta mayormente a las articulaciones pélvicas y la columna. La forma periférica afecta a las extremidades. La afección también puede causar inflamación en los ojos, el tracto gastrointestinal y las áreas donde los ligamentos y tendones se unen a los huesos.

El tipo más común de espondiloartritis es la espondilitis anquilosante (EA). Este tipo afecta principalmente a las articulaciones de la columna. También puede afectar otras articulaciones grandes del cuerpo.

Otros tipos de espondiloartritis son:

  • artritis reactiva
  • artritis psoriásica
  • artritis enteropática
  • artritis juvenil relacionada con entesitis
  • espondiloartritis indiferenciada

Los principales síntomas de la espondiloartritis son dolor, rigidez e inflamación. También puede ocurrir daño en los huesos. El lugar del cuerpo en el que se presentan los síntomas depende del tipo de espondiloartritis que tengas.

El dolor de la EA a menudo comienza en los glúteos y la espalda baja. Puede extenderse al pecho y al cuello. También puede afectar tendones y ligamentos. En casos excepcionales, la EA afectará el corazón y los pulmones.

La artritis enteropática puede causar dolor en las articulaciones de la columna vertebral, los brazos y las piernas. También puede causar diarrea con sangre y dolor abdominal debido a la enfermedad inflamatoria intestinal.

La artritis juvenil a menudo causa dolor en la pelvis, las caderas, los tobillos y las rodillas. La afección también puede causar fatiga.

La artritis psoriásica puede afectar la columna vertebral. Cuando esto sucede, se conoce como espondiloartritis psoriásica. También puede causar dolor en el cuello.

La artritis reactiva puede causar inflamación en el tracto urinario, las articulaciones y los ojos. Puede provocar inflamación de las articulaciones de la columna.

La artritis indiferenciada suele causar síntomas similares a los de la EA. Esto incluye dolor en la espalda baja, los glúteos y los talones.

La causa exacta de la espondiloartritis no está clara, aunque la genética desempeña un papel importante. El principal gen involucrado en todos los tipos de espondiloartritis es el HLA-B27.

Aunque el gen HLA-B27 no causa la afección, puede aumentar el riesgo de desarrollarla. Se están realizando investigaciones para determinar cómo otros genes pueden causar espondiloartritis.

Algunas investigaciones sugieren un vínculo entre un desequilibrio del microbioma y el desarrollo de espondiloartritis u otras enfermedades inflamatorias. Se necesitan más estudios para comprender la relación entre las bacterias intestinales y la inflamación sistémica.

La artritis reactiva es el único tipo de espondiloartritis que se sabe que se desencadena por una infección bacteriana. Comúnmente aparece después de la clamidia o una infección transmitida por los alimentos.

No siempre está claro por qué alguien tiene espondiloartritis. Tu riesgo de padecer la afección puede ser mayor si:

  • tienes antecedentes familiares de espondiloartritis
  • eres de ascendencia de Alaska, esquimal siberiano o lapones escandinavos
  • el resultado de tu prueba para el gen HLA-B27 fue positivo
  • tienes infecciones bacterianas frecuentes en tu intestino
  • tienes otra enfermedad inflamatoria, como psoriasis o enfermedad inflamatoria intestinal

El diagnóstico temprano es importante para ayudar a controlar los síntomas y reducir el riesgo de sufrir complicaciones o discapacidad. Tu médico puede sospechar que tienes espondiloartritis en función de tus síntomas, tu historial médico y un examen médico.

La enfermedad se puede confirmar con:

  • radiografías de las articulaciones sacroilíacas de la pelvis
  • imágenes de resonancia magnética
  • un análisis de sangre para verificar el gen HLA-B27

No hay cura para la espondiloartritis. El tratamiento se centra en reducir el dolor, mejorar o mantener la movilidad y reducir el riesgo de complicaciones.

Si bien puede parecer contradictorio, el movimiento regular es fundamental para controlar las molestias asociadas con la afección.

Los planes de tratamiento son individualizados, pero la mayoría incluirán:

  • fisioterapia
  • ejercicio de bajo impacto
  • medicamentos antiinflamatorios no esteroideos
  • inyecciones de corticosteroides
  • medicamentos antirreumáticos
  • medicamentos alfabloqueantes del TNF

Se utilizan antibióticos para tratar una infección bacteriana activa presente con artritis reactiva. Los casos graves de espondiloartritis pueden requerir cirugía para tratar la destrucción de los huesos o el daño del cartílago.

Fumar es una causa conocida de inflamación en el cuerpo. Si fumas, es importante que dejes el hábito. Tu médico puede ayudarte a encontrar un programa para dejar de fumar que sea adecuado para ti.

No existe una dieta específica para la espondiloartritis. Aun así, comer sano es vital para tu salud en general y para ayudar a prevenir el aumento de peso. El exceso de peso ejerce una presión adicional sobre las articulaciones.

Algunos alimentos e ingredientes pueden causar inflamación y deben limitarse. Estos incluyen:

  • azúcares
  • frituras
  • grasas saturadas y grasas trans
  • carbohidratos refinados
  • glutamato monosódico
  • aspartame
  • alcohol

Para ayudar a combatir la inflamación en tu cuerpo, esfuérzate por llevar una dieta rica en:

  • una variedad de frutas y verduras de colores
  • granos integrales
  • fibra
  • proteína magra
  • pescado graso

La espondiloartritis puede causar adelgazamiento de los huesos y osteoporosis, por lo que también es importante consumir suficiente calcio en la dieta. La Sociedad Nacional de Espondiloartritis Axial recomienda consumir 700 miligramos de calcio al día.

Los productos lácteos son una buena fuente de calcio. Las investigaciones indican que los productos lácteos pueden causar inflamación en personas alérgicas a la lactosa. Si eres sensible a la lactosa, opta por fuentes de calcio de origen vegetal, como:

  • vegetales de hoja verde
  • legumbres
  • higos secos

También puedes obtener calcio del jugo de naranja fortificado. La espinaca tiene un alto contenido de calcio, pero también un alto contenido de oxalatos. Los oxalatos se unen al calcio y evitan su absorción.

Algunas personas afirman que no consumir gluten reduce los síntomas de la espondiloartritis. Si bien es irrefutable que se debe evitar el gluten si tienes enfermedad celíaca, la sensibilidad al gluten en personas sin enfermedad celíaca es controvertida.

En algunos casos, las personas pueden pensar que el gluten les hace sentir mal después de comer, cuando el culpable es en realidad el trigo u otro alérgeno. Si sientes que el gluten empeora tus síntomas, habla con tu médico acerca de hacerte la prueba de la enfermedad celíaca y trata de seguir una dieta libre de gluten.

La espondiloartritis es una enfermedad progresiva. Su evolución es difícil de predecir. Aun así, el pronóstico para la mayoría de las personas es bueno si toman medidas para controlar sus síntomas y mantenerse lo más saludables posible.

El ejercicio regular y la fisioterapia son de gran ayuda para apoyar la movilidad y reducir la rigidez y el dolor. Los medicamentos recetados y de venta libre (OTC, por sus siglas en inglés) para reducir la inflamación también son a menudo beneficiosos.

Al igual que con otras enfermedades crónicas, los síntomas de la espondiloartritis pueden aparecer y desaparecer. Los síntomas también pueden variar de un día a otro. Las complicaciones, como problemas cardíacos y cicatrices pulmonares debido a una inflamación prolongada, son poco comunes.

La espondiloartritis es grave. Pero con las estrategias de adaptación adecuadas y un plan de tratamiento coherente, la mayoría de las personas con la afección viven una vida plena.

Lee el artículo en inglés.