La esclerosis múltiple es una enfermedad potencialmente discapacitante en la que el sistema inmunitario ataca la mielina del sistema nervioso central (médula espinal, cerebro y nervio óptico).
La mielina es la sustancia grasa que rodea las fibras nerviosas. Este ataque provoca una inflamación que desencadena una serie de síntomas neurológicos.
La esclerosis múltiple puede afectar a cualquier persona, pero históricamente se consideraba más frecuente entre las mujeres blancas no hispanas. Algunas investigaciones más recientes cuestionan las suposiciones de que otros grupos están menos afectados.
Aunque se sabe que la enfermedad aparece en todos los grupos raciales y étnicos, a menudo se presenta de forma diferente en las personas de color, lo que a veces complica el diagnóstico y el tratamiento.
La esclerosis múltiple provoca una serie de síntomas físicos y emocionales, entre ellos:
- fatiga
- entumecimiento u hormigueo
- problemas de la vista
- mareos
- cambios cognitivos
- dolor
- depresión
- problemas de lenguaje
- convulsiones
- debilidad
Pero aunque estos síntomas comunes afectan a la mayoría de las personas con esclerosis múltiple, algunos grupos de personas — más concretamente las personas de color — pueden experimentar formas más graves o localizadas de la enfermedad.
En un estudio de 2016, los investigadores trataron de comparar pacientes a los que se les pidió que se autoidentificaran como afroamericanos, hispanoamericanos o caucásicos americanos. Descubrieron que, en una escala de 0 a 10, la puntuación de la gravedad de la esclerosis múltiple de los pacientes afroamericanos e hispanoamericanos era mayor que la de los pacientes caucásicos en Estados Unidos.
Esto se hace eco de una investigación anterior de 2010 que observó que los pacientes afroamericanos tenían puntuaciones más altas en una escala de gravedad que los pacientes estadounidenses caucásicos, incluso ajustando factores como la edad, el género y el tratamiento. Esto podría llevar a un mayor deterioro motor, fatiga y otros síntomas debilitantes.
Otras investigaciones señalan que los afroamericanos también son más propensos a tener recaídas frecuentes y a una progresión más rápida de la enfermedad, lo que los expone a un mayor riesgo de discapacidad.
Del mismo modo, un estudio de 2018 en el que se pidió a los pacientes que se autoidentificaran como afroamericanos o caucásicos americanos encontró que la atrofia en el tejido cerebral se producía más rápidamente en los afroamericanos con esclerosis múltiple. Esto es la pérdida gradual de células cerebrales.
Según este estudio, los afroamericanos perdieron materia cerebral gris a un ritmo del 0.9 por ciento al año, y materia cerebral blanca a un ritmo del 0.7 por ciento al año.
Los caucásicos (los que se identifican a sí mismos como de ascendencia europea del norte), en cambio, perdieron 0.5 por ciento y 0.3 por ciento de materia cerebral gris y blanca al año, respectivamente.
Los afroamericanos con esclerosis múltiple también experimentan más problemas de equilibrio, coordinación y marcha, en comparación con otras poblaciones.
Pero los síntomas no solo son diferentes para los afroamericanos. También es diferente para otras personas de color, como los asiáticoamericanos o los hispanoamericanos.
Al igual que los afroamericanos, los hispanoamericanos son más propensos a experimentar una progresión grave de la enfermedad.
Además, algunas investigaciones sobre los fenotipos indican que las personas con ascendencia africana o asiática tienen más probabilidades de padecer un tipo de esclerosis múltiple conocido como opticoespinal.
Es cuando la enfermedad afecta específicamente los nervios ópticos y la médula espinal. Esto puede desencadenar problemas de visión y de movilidad.
¿Existen razones para las diferencias en los síntomas?
Se desconoce el motivo de las diferencias en los síntomas, pero los científicos creen que la genética y el entorno podrían desempeñar un papel.
Una de las teorías sugiere una relación con la vitamina D, ya que su deficiencia se ha relacionado con un mayor riesgo de padecer esclerosis múltiple. La vitamina D ayuda al organismo a absorber el calcio y contribuye a la salud de la función inmunitaria, los huesos, los músculos y el corazón.
La exposición a la luz ultravioleta del sol es una fuente natural de vitamina D, pero a las pieles más oscuras les resulta más difícil absorber suficiente luz solar.
Si bien la deficiencia de vitamina D podría contribuir a la gravedad de la esclerosis múltiple, los investigadores solo han encontrado una relación entre niveles más altos y un menor riesgo de enfermedad en las personas de raza blanca.
No se ha encontrado ninguna asociación entre los afroamericanos, los asiáticos o los hispanos, lo que hace necesario realizar estudios de seguimiento.
¿Hay alguna diferencia en la aparición de los síntomas?
La diferencia no solo se aplica a los síntomas, sino también a la aparición de los mismos.
La media de aparición de los síntomas de la esclerosis múltiple se sitúa entre los 20 y los 50 años.
Pero, según las investigaciones, los síntomas pueden desarrollarse más tarde en el caso de los afroamericanos y antes en el caso de los hispanoamericanos (entre 3 y 5 años antes), en comparación con los blancos no hispanos.
Las personas de color también se enfrentan a retos a la hora de buscar un diagnóstico.
Históricamente se ha creído que la esclerosis múltiple afecta principalmente a las personas de raza blanca. Como resultado, algunas personas de color viven con la enfermedad y los síntomas durante años antes de obtener un diagnóstico preciso.
También existe el riesgo de ser diagnosticado erróneamente con una afección que cause síntomas similares, especialmente aquellos más frecuentes en las personas de color.
Las enfermedades que a veces se confunden con la esclerosis múltiple son el lupus, la artritis, la fibromialgia y la sarcoidosis.
Según la Fundación de Lupus de Estados Unidos, esta enfermedad es más frecuente en las mujeres de color, incluidas las afroamericanas, hispanas, nativas americanas o asiáticas.
Además, la artritis parece afectar más a los negros e hispanos que a los blancos.
Pero el diagnóstico de la esclerosis múltiple no solo tarda más porque es más difícil de identificar.
También lleva más tiempo porque algunos grupos históricamente marginados no tienen fácil acceso a la atención médica. Las razones varían, pero pueden incluir niveles más bajos de cobertura de seguro médico, no contar con seguro o recibir una atención de menor calidad.
También es importante reconocer las limitaciones derivadas de la falta de una atención culturalmente competente y libre de prejuicios debido al racismo sistémico.
Todo ello puede dar lugar a pruebas inadecuadas y a un retraso en el diagnóstico.
No hay cura para la esclerosis múltiple, aunque el tratamiento puede retrasar la progresión de la enfermedad y conducir a la remisión. Se trata de un período caracterizado por la ausencia de síntomas.
Las terapias de primera línea para la esclerosis múltiple suelen incluir medicamentos antiinflamatorios e inmunosupresores para inhibir el sistema inmunitario, así como fármacos modificadores de la enfermedad para detener la inflamación. Estos ayudan a frenar la progresión de la enfermedad.
Pero, aunque estos son los tratamientos estándar para la enfermedad, no todos los grupos raciales y étnicos responden igual al tratamiento. Investigaciones pasadas han encontrado que para algunos afroamericanos, la respuesta a las terapias modificadoras de la enfermedad puede no ser tan favorable.
La razón es desconocida, pero algunos investigadores señalan las disparidades en el número de afroamericanos que participan en los ensayos clínicos de esclerosis múltiple.
En una investigación de 2015 se observó que de los 60,000 artículos relacionados con la esclerosis múltiple disponibles a través de PubMed en 2014, solo 113 se centraban en poblaciones afroamericanas y negras, y solo 23 en poblaciones hispanoamericanas y latinas.
En la actualidad, el nivel de participación de las minorías raciales y étnicas sigue siendo bajo, y para entender cómo afectan los tratamientos a estas personas será necesario cambiar las prácticas de inscripción y reclutamiento en los estudios.
La calidad o el nivel del tratamiento también pueden afectar el pronóstico. Desafortunadamente, la progresión de la enfermedad también podría ser peor en algunas poblaciones debido a las barreras sistémicas en el acceso a la atención de alta calidad entre los pacientes negros y latinos.
Además, es posible que algunas personas de color no tengan acceso a un neurólogo para el tratamiento de la esclerosis múltiple o que no se les remita a él y, en consecuencia, no tengan acceso a tantas terapias modificadoras de la enfermedad o a terapias alternativas, que podrían reducir la discapacidad.
La esclerosis múltiple es una enfermedad potencialmente incapacitante y de por vida que ataca el sistema nervioso central. Con un diagnóstico y tratamiento tempranos, es posible lograr la remisión y disfrutar de una mejor calidad de vida.
Sin embargo, la enfermedad puede presentarse de forma diferente en las personas de color. Por ello, es importante reconocer cómo puede afectarte la esclerosis múltiple, y buscar atención médica competente a la primera señal de enfermedad.
Traducción al español por HolaDoctor.
Edición en español el 13 de mayo de 2022.
Versión original escrita el 19 de febrero de 2021.
Última revisión médica realizada el 19 de febrero de 2021.