El VIH ataca un tipo específico de células del sistema inmunitario. Se las conoce como célula auxiliar CD4 o célula T. Cuando el VIH destruye esta célula, al cuerpo se le dificulta combatir otras infecciones.
Cuando el VIH no se trata, incluso una infección menor como un resfriado puede ser mucho más grave. Esto se debe a que el cuerpo tiene dificultad para responder a nuevas infecciones.
El VIH no solo ataca las células CD4, sino que también las utiliza para producir más virus. El VIH destruye las células CD4 usando su maquinaria de replicación para crear nuevas copias del virus. Esto finalmente hace que las células CD4 se hinchen y exploten.
Cuando el virus ha destruido un cierto número de células CD4 y el recuento de CD4 cae por debajo de 200, una persona habrá avanzado al SIDA.
Sin embargo, es importante señalar que los avances en el tratamiento del VIH han hecho posible que muchas personas con VIH vivan vidas más largas y saludables.
El VIH se transmite a través del contacto con los siguientes fluidos corporales, presentados a continuación de la forma de transmisión más probable a la menos probable:
- sangre
- semen
- fluido vaginal
- leche materna
El sexo sin condón y compartir agujas — incluso agujas para tatuajes o perforaciones (piercing) — puede resultar en la transmisión del VIH. Sin embargo, si una persona que es VIH positiva es capaz de lograr la supresión viral, entonces será incapaz de transmitir el VIH a otras personas a través del contacto sexual.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), una persona ha alcanzado la supresión viral cuando tiene menos de 200 copias de ARN del VIH por mililitro de sangre.
El VIH se clasifica en tres etapas:
- VIH agudo: síntomas similares a los de la gripe que ocurren días o semanas después de contraer el VIH
- VIH crónico: también se conoce como la etapa latente o asintomática; puede durar varios años
- SIDA: ocurre cuando el recuento de células CD4 cae por debajo de 200 células/mm3; hace que una persona sea vulnerable a infecciones oportunistas y afecciones propias del SIDA
El VIH no siempre se multiplica rápidamente. Si no se trata, el sistema inmunitario de una persona puede tardar años en verse afectado lo suficiente como para mostrar señales de disfunción inmunitaria y otras infecciones. Esta es una cronología de los síntomas del VIH.
Incluso sin síntomas, el VIH todavía puede estar presente en el cuerpo y todavía puede transmitirse. Recibir un tratamiento adecuado que resulte en la supresión viral detiene la progresión de la disfunción inmune y el SIDA. El tratamiento adecuado también ayuda a un sistema inmunitario dañado a recuperarse.
Una vez que una persona contrae el VIH, la infección aguda se produce inmediatamente.
Los síntomas de la infección aguda pueden ocurrir días o semanas después de contraído el virus. Durante este tiempo, el virus se multiplica rápidamente en el cuerpo, sin control.
Esta etapa inicial del VIH puede provocar síntomas similares a los de la gripe. Estos síntomas incluyen:
- fiebre
- dolor de cabeza
- erupción
- ganglios linfáticos inflamados
- fatiga
- mialgia, o dolor muscular
Sin embargo, no todas las personas con VIH experimentan síntomas similares a los de la gripe.
Los síntomas de la gripe se deben al aumento de las copias del VIH y la infección generalizada en el cuerpo. Durante este tiempo, la cantidad de células CD4 comienza a caer muy rápidamente. Luego, el sistema inmunitario se activa, lo que hace que los niveles de CD4 aumenten de nuevo. Sin embargo, es posible que los niveles de CD4 no regresen a su nivel previo al VIH.
Además de causar síntomas potenciales, la etapa aguda es cuando las personas con VIH tienen la mayor probabilidad de transmitir el virus a otros. Esto se debe a que los niveles de VIH son muy altos en ese momento. El estadio agudo suele durar entre varias semanas y meses.
La etapa crónica del VIH se conoce como etapa latente o asintomática. Durante esta etapa, una persona por lo general no tendrá tantos síntomas como los que tuvo durante la fase aguda. Esto se debe a que el virus no se multiplica tan rápido.
Sin embargo, una persona todavía puede transmitir el VIH si el virus no se trata, y sigue teniendo una carga viral detectable. Sin tratamiento, la etapa crónica del VIH puede durar muchos años antes de avanzar hacia el SIDA.
Los avances en los tratamientos antirretrovirales han mejorado significativamente el pronóstico de las personas con VIH. Con un tratamiento adecuado, muchas personas seropositivas pueden lograr la supresión viral y vivir una vida larga y saludable.
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Un recuento normal de CD4 varía de aproximadamente 500 a 1,600 células por milímetro cúbico de sangre (células/mm3) en adultos sanos, según HIV.gov (enlace en inglés).
Una persona recibe un diagnóstico de SIDA cuando tiene un recuento de CD4 de menos de 200 células/mm3.
Una persona también puede recibir un diagnóstico de SIDA si ha tenido una infección oportunista u otra afección propia del SIDA.
Las personas con SIDA son vulnerables a infecciones oportunistas e infecciones comunes que pueden incluir tuberculosis, toxoplasmosis y neumonía.
Las personas con sistemas inmunitarios debilitados también son más susceptibles a ciertos tipos de cáncer, como el linfoma y el cáncer de cuello uterino.
La tasa de supervivencia de las personas con SIDA varía según el tratamiento y otros factores.
El factor más importante que afecta la progresión del VIH es la capacidad de lograr la supresión viral. Tomar terapia antirretroviral regularmente ayuda a muchas personas a retrasar la progresión del VIH y lograr la supresión viral.
Sin embargo, una variedad de factores afectan la progresión del VIH, y algunas personas avanzan a través de las fases del VIH más rápidamente que otras.
Los factores que afectan la progresión del VIH pueden incluir:
- Capacidad para lograr la supresión viral. El factor más importante es si alguien puede tomar sus medicamentos antirretrovirales y lograr la supresión viral.
- Edad en que comienzan los síntomas. Ser mayor puede ocasionar una progresión más rápida del VIH.
- Salud antes del tratamiento. Si una persona tiene otras enfermedades, como tuberculosis, hepatitis C u otras infecciones de transmisión sexual (ITS), su salud en general puede verse afectada.
- Momento del diagnóstico. Otro factor importante es qué tan pronto se diagnosticó a una persona después de contraer el VIH. Cuanto más tiempo transcurre entre el diagnóstico y el tratamiento, más tiempo tiene la enfermedad para avanzar de forma desenfrenada.
- Estilo de vida. Tener un estilo de vida poco saludable, como tener una dieta deficiente y experimentar estrés severo, puede hacer que el VIH progrese más rápidamente.
- Historial genético. Algunas personas parecen avanzar con mayor rapidez a través de su enfermedad dada su composición genética.
Algunos factores pueden retrasar o disminuir la progresión del VIH. Entre ellas:
- tomar medicamentos antirretrovirales y lograr la supresión viral
- ver a un médico, como se recomienda, para tratamientos contra el VIH
- detener el uso de sustancias como el etanol, la metanfetamina o la cocaína
- cuidar de la salud, incluyendo tener relaciones sexuales con condones para prevenir contraer otras ITS, tratar de minimizar el estrés y mantener un horario constante de sueño
Vivir un estilo de vida saludable y ver a un médico regularmente puede marcar una gran diferencia en la salud general de una persona.
Los tratamientos para el VIH suelen incluir terapia antirretroviral. Este no es un régimen específico, sino una combinación de tres o cuatro medicamentos. La Dirección de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés) ya ha aprobado cerca de 50 medicamentos diferentes para tratar el VIH.
La terapia antirretroviral funciona para evitar que el virus se copie a sí mismo. Esto mantiene los niveles de inmunidad, al tiempo que retrasa la progresión del VIH.
Antes de recetar medicamentos, el médico tendrá en cuenta los siguientes factores:
- historial de salud de una persona
- los niveles del virus en sangre
- posibles efectos secundarios
- costos
- cualquier alergia preexistente
Hay distintas clases de medicamentos contra el VIH, y un régimen de tratamiento típico incluye medicamentos de diferentes clases.
La mayoría de los profesionales de atención médica iniciarán el tratamiento de las personas con VIH con una combinación de tres medicamentos de al menos dos clases de fármacos. Estas clases, desde las que se recetan más comúnmente hasta las que menos se recetan, son:
- inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de nucleósidos (ITIAN)
- inhibidores de la transferencia de la cadena de integrasa (INSTI)
- inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de nucleótidos (ITIANT)
- antagonistas del CCR5 (CCCR5s)
- inhibidores de la fusión
- inhibidores posteriores a la unión, una nueva clase de fármaco que aún no se usa de forma significativa
El VIH no causa muchos síntomas externos o visibles hasta que la enfermedad ha progresado. Por esta razón, es importante entender cómo se transmite el VIH y las formas de prevenir la transmisión.
El VIH puede transmitirse mediante las siguientes acciones:
- tener relaciones sexuales, incluyendo sexo oral, vaginal y anal
- compartir agujas, incluyendo agujas de tatuaje, agujas utilizadas para perforar el cuerpo y agujas utilizadas para inyectarse drogas
- entrar en contacto con fluidos corporales, como semen, líquido vaginal, sangre y leche materna
El VIH no se transmite por:
- respirar el mismo aire que una persona que vive con VIH
- la picadura de un mosquito u otro insecto que pique o muerda
- abrazar, tomarse de la mano, besar o tocar a una persona que vive con el VIH
- tocar una manija de la puerta o un asiento del inodoro que ha sido utilizado por una persona que es VIH positiva
Teniendo esto en cuenta, algunas de las formas en que una persona puede prevenir el VIH incluyen:
- practicar el método de abstinencia evitando el sexo oral, anal o vaginal
- usar siempre una barrera de látex, como un condón, al tener sexo oral, anal o vaginal
- evitar compartir agujas con otras personas
Los profesionales de atención médica por lo general recomiendan que las personas se hagan la prueba del VIH al menos una vez al año si han tenido relaciones sexuales sin preservativos o han compartido agujas con alguien en el pasado. Las personas con exposición anterior al VIH también se beneficiarían de las pruebas regulares.
Si una persona ha estado expuesta al VIH en las últimas 72 horas, debe considerar la profilaxis posexposición, también conocida como PEP.
Las personas con exposición continua al VIH pueden beneficiarse de la profilaxis previa a la exposición (PrEP) y las pruebas regulares. PrEP es una píldora diaria, y el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos (USPSTF, por sus siglas en inglés) recomienda un régimen de PrEP para todas las personas con mayor riesgo de contraer el VIH.
Los síntomas pueden tardar años en aparecer, por eso es tan importante hacerse la prueba regularmente.
Los avances en los tratamientos contra el VIH se traducen en la posibilidad de que las personas con la enfermedad vivan más tiempo que nunca. Hacerse la prueba regularmente y cuidar bien de la salud puede reducir la transmisión.
Si se contrae el VIH, recibir tratamiento temprano puede prevenir la transmisión del virus a otras personas, así como la progresión de la enfermedad. El tratamiento es vital para evitar que la enfermedad avance al SIDA.